Los Carismáticos del Papa Francisco
El día de
El Papa descubre, una vez más, que él es un convertido a la renovación Carismática Católica. De pensar que era una juerguecita de samba, ha llegado a comprenderla como una corriente de gracia en
El discurso del Papa tiene algunas cosas curiosas. Comienza esta parte con unas palabras dirigidas a los sacerdotes, a los jóvenes, a las familias, y a los ancianos. Y termina con una oración que nos puede servir en ests semana de Pentecostés: “Señor, mira a tu pueblo que aguarda al Espíritu Santo. Mira a los jóvenes, mira a las familias, mira a los niños, mira a los enfermos, mira a los sacerdotes, los consagrados, las consagradas, miara a nosotros, obispos, mira a todos. Y concédenos aquella santa borrachera, la del espíritu, la que nos hace hablar todas las lenguas, las lenguas d ela caridad, siempre cercanos a los hermanos y a las hermanas que tienen necesidad de nosotros.”
Sorprenden las palabras dichas a la familia en este tiempo prosinodal: “Las familias son
En el discurso propiamente dicho el Papa Francisco recuerda a los carismáticos la importancia de
El Papa insiste repetidas veces den la unidad. De hecho allí están presentes dos organizaciones a nivel internacional: ICCRS y Catholic Fraternity. También en España e Italia sucede lo mismo. El Papa nos dijo con toda claridad: “Buscad la unidad en
Termina el Papa con estas hermosas palabras: “Hermanos y hermanas, recordad: Adorad a Dios el Señor: este es el fundamento. Adorar a Dios. Buscad la santidad en la nueva vida del Espíritu Santo. Sed dispensadores de la gracia de dios. Evitad el peligro de la excesiva organización.
Salid a la calle a evangelizar, anunciando el evangelio. Recordad que
“Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María,
“Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, se produjo desde el cielo un estruendo, como de viento que soplaba fuertemente, y llenó toda la casa donde se encontraban sentados.
Vieron aparecer unas lenguas, como llamaradas, que se dividían, posándose encima de cada uno de ellos. Se llenaron todos del espíritu Santo y empezaron a hablar en otra lenguas, según el espíritu les concedía manifestarse”. (Hch 2, 1-4)