Las matanzas de septiembre de 1792
Se conoce en este periodo como “Masacres de septiembre” a una serie de juicios sumarísimos y ejecuciones en masa que se desarrollaron del 2 al 7 de septiembre de 1792. Es uno de los episodios más sombríos de la Revolución Francesa. Los historiadores no se ponen de acuerdo acerca de los motivos que indujeron a cometer unos actos tan irracionales y en circunstancias tan particularmente terribles para los prisioneros. Estas ejecuciones no sólo se llevaron a cabo en París; las sufrieron también otras ciudades del país, como Orleans, Meaux o Reims, aunque no fuera en número tan elevado como en la capital francesa.
Las masacres empezaron con el degüello de 23 sacerdotes encarcelados en la prisión de la Abadía por parte de unos federados marselleses y bretones. Una inscripción recuerda a día de hoy la escalera donde cayeron asesinados.
Un grupo de los 150 sacerdotes que estaban encarcelados en el convento de los Carmelitas se rindió. Cuando llegó el grupo ejecutor al convento, los sacerdotes se dirigieron a la capilla en la que fueron asesinados a golpes de pico, de hacha y bastón. En este lugar fueron "juzgadas" y "ejecutadas" más de 300 personas. Stanislas-Marie Maillart, ejecutor de las órdenes del Comité de vigilancia, condenó, uno a uno, a todos aquellos que se presentaron ante él "a la fuerza". Cuando se abrieron las puertas del convento y salieron, los condenados cayeron todos bajo las picas o las bayonetas. La masacre duró toda la noche. Bajo estas líneas, la Cripta de los Mártires, en la iglesia de Saint-Joseph-des-Carmes.
Ese mismo día, cuatro sacerdotes fueron asesinados en la iglesia de Saint Paul et Saint Louis.
Las matanzas también se llevaron a cabo durante cinco días en las demás cárceles: en la Conserjería, en la Prisión du Grand Châtelet, en la Force en Salpêtriére, Bicêtre y en la Prisión des Carmes. Más de mil monárquicos -aproximadamente unos doscientos cincuenta sacerdotes- y presuntos traidores, apresados en diversos lugares de Francia, fueron sometidos a juicio y ejecutados; es el primer asesinato colectivo.
El 17 de octubre de 1926 el papa Pío XI beatificó en la Basílica de San Pedro a 191 mártires del septiembre francés de 1792. Este numeroso grupo lo encabezaban tres obispos que fueron guillotinados: los beatos Juan María de Lau, arzobispo de Arles, François-Joseph de la Rochefoucald-Maumont, obispo de Beauvais, y Pierre-Louis de la Rochefoucauld-Bayers, hermano del anterior y obispo de Saintes.
Las masacres empezaron con el degüello de 23 sacerdotes encarcelados en la prisión de la Abadía por parte de unos federados marselleses y bretones. Una inscripción recuerda a día de hoy la escalera donde cayeron asesinados.
Un grupo de los 150 sacerdotes que estaban encarcelados en el convento de los Carmelitas se rindió. Cuando llegó el grupo ejecutor al convento, los sacerdotes se dirigieron a la capilla en la que fueron asesinados a golpes de pico, de hacha y bastón. En este lugar fueron "juzgadas" y "ejecutadas" más de 300 personas. Stanislas-Marie Maillart, ejecutor de las órdenes del Comité de vigilancia, condenó, uno a uno, a todos aquellos que se presentaron ante él "a la fuerza". Cuando se abrieron las puertas del convento y salieron, los condenados cayeron todos bajo las picas o las bayonetas. La masacre duró toda la noche. Bajo estas líneas, la Cripta de los Mártires, en la iglesia de Saint-Joseph-des-Carmes.
Ese mismo día, cuatro sacerdotes fueron asesinados en la iglesia de Saint Paul et Saint Louis.
Las matanzas también se llevaron a cabo durante cinco días en las demás cárceles: en la Conserjería, en la Prisión du Grand Châtelet, en la Force en Salpêtriére, Bicêtre y en la Prisión des Carmes. Más de mil monárquicos -aproximadamente unos doscientos cincuenta sacerdotes- y presuntos traidores, apresados en diversos lugares de Francia, fueron sometidos a juicio y ejecutados; es el primer asesinato colectivo.
El 17 de octubre de 1926 el papa Pío XI beatificó en la Basílica de San Pedro a 191 mártires del septiembre francés de 1792. Este numeroso grupo lo encabezaban tres obispos que fueron guillotinados: los beatos Juan María de Lau, arzobispo de Arles, François-Joseph de la Rochefoucald-Maumont, obispo de Beauvais, y Pierre-Louis de la Rochefoucauld-Bayers, hermano del anterior y obispo de Saintes.
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