ツォA menudo tuvo motivos para cesarmeツサ
La primera entrevista de Benedicto XVI como Papa emテゥrito cincela el perfil de santo de Juan Pablo II
El periodista polaco Wlodzimierz Redzioch y colaborador de Zenit ha sido el primero en entrevistar a Benedicto XVI desde que es papa emテゥrito. La razテウn no ha sido otra que hablar de su predecesor Juan Pablo II. El volumen, titulado Junto a Juan Pablo II. Los amigos & los colaboradores cuentan, recoge 21 entrevistas a personas cercanas al beato polaco, la primera de ellas la de Joseph Ratzinger.
Publicamos a continuaciテウn extractos del volumen Junto a Juan Pablo II - Los amigos & los colaboradores cuentan (ediciones Ares) de Wlodzimierz Redzioch.
Extractos de la respuesta del Pontテュfice emテゥrito a la primera pregunta sobre su encuentro con Wotjyla
El primer encuentro consciente que tuve con el cardenal Wojtyla fue en el cテウnclave en el que fue elegido Juan Pablo I. Durante el Concilio, habテュamos colaborado ambos en la Constituciテウn sobre la Iglesia en el mundo contemporテ。neo, sin embargo fue en secciones diferentes, por lo que no nos habテュamos visto. En septiembre de 1978, con ocasiテウn de la visita de los obispos polacos en Alemania, yo estaba en Ecuador como representante de Juan Pablo I. La Iglesia de Munich y Frisinga estテ。 unida a la Iglesia ecuatoriana por un hermanamiento realizado por el arzobispo Echevarrテュa Ruiz (Guayaquil) y el cardenal Dテカpfner. Y asテュ, con mi enorme pesar, perdテュ la ocasiテウn de conocer personalmente al arzobispo de Cracovia. Naturalmente habテュa oテュdo hablar de su obra de filテウsofo y pastor, y desde hacテュa tiempo querテュa conocerle.
Wojtyla, por su parte, habテュa leテュdo mi Introducciテウn al Cristianismo, que habテュa citado tambiテゥn en los ejercicios espirituales predicados por テゥl a Pablo VI y la Curia, en la Cuaresma de 1976. Por eso era como si interiormente ambos esperテ。semos encontrarnos.
Sentテュ desde el inicio una gran veneraciテウn y una simpatテュa cordial por el metropolitano de Cracovia. En el pre-cテウnclave de 1978 el cardenal Wojtyla analizテウ para nosotros de forma asombrosa la naturaleza del marxismo. Pero sobre todo percibテュ en seguida con fuerza la fascinaciテウn humana que de テゥl emanaba y de cテウmo rezaba, advertテュ cuan profundamente estaba unido a Dios.
Extractos de la respuesta del Pontテュfice emテゥrito a la segunda pregunta, sobre el nombramiento a prefecto de la Congregaciテウn para la Doctrina de la Fe
Juan Pablo II me llamテウ en 1979 para nombrarme prefecto de la Congregaciテウn para la Educaciテウn catテウlica.
Habテュan pasado apenas dos aテアos de mi consagraciテウn episcopal en Munich y veテュa imposible dejar tan pronto la sede de san Corbiniano. La consagraciテウn episcopal representaba de alguna manera una promesa de fidelidad hacia mi diテウcesis de pertenencia. Por tanto le pedテュ al Papa que pospusiera ese nombramiento [...] Fue durante el 1980 que me dijo que querテュa nombrarme, al finales de 1981 como prefecto de la Congregaciテウn para la Doctrina de la Fe, como sucesor del cardenal ナeper.
Visto que continuaba a sentirme en obligaciテウn hacia mi diテウcesis de pertenencia, para la aceptaciテウn del cargo me permitテュ poner una condiciテウn, que sin embargo creテュa irrealizable. Dije que sentテュa el deber de continuar publicando trabajos teolテウgicos. Habrテュa podido responder afirmativamente solamente si テゥsto hubiera sido compatible con la labor de prefecto. El Papa, que conmigo era siempre muy benテゥvolo y comprensivo, me dijo que se informarテュa sobre la cuestiテウn para hacerse una idea. Cuando sucesivamente le hice una visita, me explicテウ que las publicaciones teolテウgicas son compatibles con el oficio de prefecto; tambiテゥn el cardenal Garrone, dijo, habテュa publicado trabajos teolテウgicos cuando era prefecto de la Congregaciテウn para la Educaciテウn catテウlica. Asテュ aceptテゥ el encargo, bien consciente de la importancia de la tarea, pero sabiendo tambiテゥn que la obediencia al Papa exigテュa entonces de mテュ un ツエsテュツエ.
Extractos de la respuesta sobre la colaboraciテウn entre el prefecto Ratzinger y el Papa Wotjyla.
La colaboraciテウn con el Santo Padre estuvo siempre caracterizada por amistad y afecto. Esta se desarrollテウ sobre todo en dos planos: el oficial y el privado.
El Papa cada viernes, a las seis de la tarde recibe en audiencia al prefecto de la Congregaciテウn para la Doctrina de la Fe, que deja a su decisiテウn los problemas surgidos. Tienen preferencia naturalmente los problemas doctrinales, a los que se aテアaden tambiテゥn las cuestiones de carテ。cter disciplinar: la reducciテウn al estado laical de sacerdotes que lo han solicitado, la concesiテウn del privilegio paulino para aquellos matrimonios en los que uno de los cテウnyuges no es cristiano, y asテュ sucesivamente. A continuaciテウn se aテアadテュa tambiテゥn el trabajo en curso para elaborar el Catecismo de la Iglesia Catテウlica. En ocasiones, el Santo Padre recibテュa antes la documentaciテウn esencial y por tanto conocテュa anticipadamente las cuestiones de las que se iba a tratar. De esta forma, sobre problemas teolテウgicos pudimos conversar fructuosamente. El Papa era tambiテゥn muy conocedor de la literatura alemana contemporテ。nea, y era siempre bonito --para ambos-- buscar juntos la decisiテウn justa sobre todas estas cosas [...].
Finalmente, era costumbre del Papa invitar a comer a los obispos en visita ad limina, como tambiテゥn a grupos de obispos y sacerdotes de distinta composiciテウn, segテコn la circunstancia. Eran casi siempre ツエcomidas de trabajoツエ en los que a menudo se proponテュa un tema teolテウgico.
[...] El gran nテコmero de presentes hacテュa siempre variada la conversaciテウn y de gran alcance. Y quedaba siempre lugar tambiテゥn para el buen humor. El Papa reテュa con ganas y asテュ esas comidas de trabajo, aテコn en la seriedad que se imponテュa, de hecho eran tambiテゥn ocasiones para estar en agradable compaテアテュa.
Extractos de la respuesta sobre los desafテュos doctrinales afrontados juntos.
A) Sobre Teologテュa de la Liberaciテウn
El primer gran desafテュo que afrontamos fue la Teologテュa de la Liberaciテウn que se estaba difundiendo en Amテゥrica Latina. Tanto en Europa como en Amテゥrica del Norte era opiniテウn comテコn que se trataba de un apoyo a los pobres y que por tanto de una causa que se debテュa aprobar sin duda. Pero era un error.
La pobreza y los pobres eran sin duda tema de la Teologテュa de la Liberaciテウn y sin embargo en una prospectiva muy especテュfica. Las formas de ayuda inmediata a los pobres y las reformas que mejoraban las condiciones eran condenadas como reformismo que tiene el efecto de consolidar el sistema: amainaba, se afirmaba, la rabia y la indignaciテウn que sin embargo eran necesarias para la transformaciテウn revolucionaria del sistema. No era cuestiテウn de ayudas y de reformas, se decテュa, sino de la gran conmociテウn de la que debテュa surgir un mundo nuevo. La fe cristiana era usada como motor por este movimiento revolucionario, transformテ。ndola asテュ en una fuerza de tipo polテュtico. Las tradiciones religiosas de la fe eran puestas al servicio de la acciテウn polテュtica. De tal manera la fe era profundamente distanciada de sテュ misma y se debilitaba asテュ tambiテゥn el verdadero amor por los pobres. [... El Papa continua aquテュ hablando sobre el tema de Teologテュa de la liberaciテウn].
B) Sobre ecumenismo
Uno de los principales problemas de nuestro trabajo, en los aテアos en los que fui prefecto, fue el esfuerzo por llegar a una comprensiテウn correcta del ecumenismo.
Tambiテゥn en este caso se trata de una cuestiテウn que tiene un doble perfil: por un lado, se afirmaba con toda urgencia la tarea de trabajar por la unidad y de abrir los caminos que conducen a ella; por otro lado, es necesario rechazar las falsas concepciones de unidad, que quisieran alcanzar la unidad de la fe a travテゥs del atajo de aguar la fe. [...].
C) Sobre la tarea de la Teologテュa en la テゥpoca contemporテ。nea
Por テコltimo nos hemos ocupado tambiテゥn de la cuestiテウn relativa a la naturaleza y a la tarea de la Teologテュa en nuestro tiempo. La ciencia y la uniテウn con la Iglesia a muchos hoy les parecen elementos en contradicciテウn entre ellos. Y sin embargo la Teologテュa puede existir テコnicamente en la Iglesia y con la Iglesia. Sobre esta cuestiテウn hemos publicado una Instrucciテウn.
Extractos de la respuesta sobre encテュclicas mテ。s importante de Juan Pablo II
Creo que son tres las encテュclicas de particular importancia. En primer lugar quisiera mencionar la Redemptor Hominis, la primera encテュclica del Papa, en la que ha ofrecido su sテュntesis personal de la fe cristiana [...] En segundo lugar quisiera mencionar la encテュclica Redemptoris Missio [...] En tercer lugar quisiera citar la encテュclica sobre problemas morales Veritatis Splendor.
La Constituciテウn del Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo contemporテ。neo, frente a la orientaciテウn de la テゥpoca, prevalentemente Iusnaturalis de la Teologテュa moral, querテュa que la doctrina moral catテウlica sobre la figura de Jesテコs y su mensaje tuviera un fundamento bテュblico. Esto se intentテウ a travテゥs de indicaciones durante un breve periodo, despuテゥs se fue afirmando la opiniテウn que la Biblia no tenテュa alguna moral propia para anunciar, pero que dirigテュa a los modelos morales en ocasiones vテ。lidos. La moral es cuestiテウn de razテウn, se decテュa, no de fe.
Desapareciテウ asテュ por una parte, la moral entendida en sentido de la ley natural, pero en su lugar no se afirmaba ninguna concepciテウn cristiana. Y como no se podテュa reconocer ni un fundamento metafテュsico ni uno cristolテウgico de la moral, se recurriテウ a soluciones pragmテ。ticas: a una moral fundada sobre el principio del equilibrio de bienes, en la cual no existe ya lo que es realmente mal y lo que es realmente bien, sino solo lo que, del punto de vista de la eficacia, es mejor o peor.
La gran tarea que el Papa tuvo en esta encテュclica fue dibujar nuevamente un fundamento metafテュsico en la antropologテュa, como tambiテゥn una concretizaciテウn cristiana en la nueva imagen de hombre de la Sagrada Escritura. Estudiar y asimilar esta encテュclica permanece un importante y gran deber.
De gran significado es tambiテゥn la encテュclica Fides et ratio [...] Por テコltimo es absolutamente necesario mencionar la Evangelium vitae, que desarrolla uno de los temas fundamentales de todo el pontificado de Juan Pablo II: la dignidad intangible de la vida humana, desde el primer instante de la concepciテウn.
Extractos de la respuesta sobre la espiritualidad del Papa polaco
La espiritualidad del Papa se caracterizaba sobre todo por la intensidad de su oraciテウn y por tanto estテ。 profundamente arraigada en la celebraciテウn de la Santa Eucaristテュa y hecha junto a toda la Iglesia con la recitaciテウn del Brevario.
En su libro autobiogrテ。fico Don y Misterio se puede ver cuanto el sacramento del sacerdocio haya determinado su vida y su pensamiento. Asテュ su devociテウn no podテュa nunca ser puramente individual, sino que estaba siempre llena de preocupaciテウn por la Iglesia y por los hombres [...] Todos nosotros hemos conocido su gran amor por la Madre de Dios. Donarse por entero a Marテュa significテウ ser, con ella, todo para el Seテアor [...]
Extracto de la respuesta sobre la fama de santidad de Wojtyla en vida
Que Juan Pablo II fuera un santo, en los aテアos de colaboraciテウn con テゥl me ha parecido cada vez mテ。s claro. Sobre todo hay que tener en cuenta naturalmente su intensa relaciテウn con Dios, su estar inmerso en la comuniテウn con el Seテアor de la que acabo de hablar. De aquテュ venテュa su alegrテュa, en medio de las grandes fatigas que debテュa pasar y la valentテュa con la cual cumpliテウ su tarea en un tiempo realmente difテュcil. Juan Pablo II no pedテュa aplausos, ni mirテウ nunca alrededor preocupado por cテウmo serテュan acogidas sus decisiones. テ瑛 ha actuado a partir de su fe y sus convicciones y estaba preparado tambiテゥn a sufrir los golpes.
La valentテュa de la verdad es a mis ojos un criterio de primer orden de la santidad. Solo a partir de su relaciテウn con Dios es posible entender tambiテゥn su incansable compromiso pastoral. Se dio con una radicalidad que no puede ser explicado de otro modo.
Su compromiso fue incansable, y no solo en los grandes viajes, cuyos programas estaban cargados de encuentros, desde el inicio hasta el final, sino tambiテゥn dテュa tras dテュa, a partir de la misa matutina hasta la noche tarde. Durante su primera visita en Alemania (1980), por primera vez tuve una experiencia muy concreta de este enorme compromiso. Para su estancia en Munich, decidiテウ que debテュa tomarse una pausa mテ。s larga a medio dテュa. Durante ese intervalo me llamテウ a su habitaciテウn. Le encontrテゥ recitando el Breviario y le dije: "Santo Padre, debe descansar"; y テゥl: "Puedo hacerlo en el cielo".
Solo quien estテ。 lleno profundamente de la urgencia de su misiテウn puede actuar asテュ. [...] Pero debo honorar tambiテゥn su extraordinaria bondad y comprensiテウn. A menudo habrテュa tenido motivos suficientes parar culparme o poner fin a mi encargo como prefecto. Y aテコn asテュ me sostuvo con una fidelidad y una bondad absolutamente incomprensibles.
Tambiテゥn aquテュ quisiera poner un ejemplo. Frente a la tormenta que se habテュa creado entorno a la declaraciテウn Dominus Iesus me dijo que durante el テ。ngelus pretendテュa defender sin equテュvoco el documento. Me invitテウ a escribir un texto que fuera, por asテュ decir, hermテゥtico y no permitiera ninguna interpretaciテウn diversa. Debテュa emerger de forma del todo inequテュvoca que テゥl aprobaba el documento incondicionalmente.
Por tanto, preparテゥ un breve discurso; no pretendテュa, sin embargo, ser demasiado brusco y asテュ intentテゥ expresarme con claridad pero sin dureza. Despuテゥs de haberlo leテュdo, el Papa me pregunto otra vez: "ツソEs realmente suficientemente claro?" Yo respondテュ que sテュ. Quien conoce los teテウlogos no se asombrarテ。 del hecho que, sin embargo, despuテゥs hubo quien mantuvo que el Papa habテュa prudentemente tomado distancia del texto.
La テコltima frase
Mi recuerdo de Juan Pablo II estテ。 lleno de gratitud. No podテュa y no debテュa intentar imitarlo, pero he intento llevar adelante su herencia y su tarea lo mejor que he podido. Y por eso estoy seguro que todavテュa hoy su bondad me acompaテアa y su bondad me protege.
Publicamos a continuaciテウn extractos del volumen Junto a Juan Pablo II - Los amigos & los colaboradores cuentan (ediciones Ares) de Wlodzimierz Redzioch.
Extractos de la respuesta del Pontテュfice emテゥrito a la primera pregunta sobre su encuentro con Wotjyla
El primer encuentro consciente que tuve con el cardenal Wojtyla fue en el cテウnclave en el que fue elegido Juan Pablo I. Durante el Concilio, habテュamos colaborado ambos en la Constituciテウn sobre la Iglesia en el mundo contemporテ。neo, sin embargo fue en secciones diferentes, por lo que no nos habテュamos visto. En septiembre de 1978, con ocasiテウn de la visita de los obispos polacos en Alemania, yo estaba en Ecuador como representante de Juan Pablo I. La Iglesia de Munich y Frisinga estテ。 unida a la Iglesia ecuatoriana por un hermanamiento realizado por el arzobispo Echevarrテュa Ruiz (Guayaquil) y el cardenal Dテカpfner. Y asテュ, con mi enorme pesar, perdテュ la ocasiテウn de conocer personalmente al arzobispo de Cracovia. Naturalmente habテュa oテュdo hablar de su obra de filテウsofo y pastor, y desde hacテュa tiempo querテュa conocerle.
Wojtyla, por su parte, habテュa leテュdo mi Introducciテウn al Cristianismo, que habテュa citado tambiテゥn en los ejercicios espirituales predicados por テゥl a Pablo VI y la Curia, en la Cuaresma de 1976. Por eso era como si interiormente ambos esperテ。semos encontrarnos.
Sentテュ desde el inicio una gran veneraciテウn y una simpatテュa cordial por el metropolitano de Cracovia. En el pre-cテウnclave de 1978 el cardenal Wojtyla analizテウ para nosotros de forma asombrosa la naturaleza del marxismo. Pero sobre todo percibテュ en seguida con fuerza la fascinaciテウn humana que de テゥl emanaba y de cテウmo rezaba, advertテュ cuan profundamente estaba unido a Dios.
Extractos de la respuesta del Pontテュfice emテゥrito a la segunda pregunta, sobre el nombramiento a prefecto de la Congregaciテウn para la Doctrina de la Fe
Juan Pablo II me llamテウ en 1979 para nombrarme prefecto de la Congregaciテウn para la Educaciテウn catテウlica.
Habテュan pasado apenas dos aテアos de mi consagraciテウn episcopal en Munich y veテュa imposible dejar tan pronto la sede de san Corbiniano. La consagraciテウn episcopal representaba de alguna manera una promesa de fidelidad hacia mi diテウcesis de pertenencia. Por tanto le pedテュ al Papa que pospusiera ese nombramiento [...] Fue durante el 1980 que me dijo que querテュa nombrarme, al finales de 1981 como prefecto de la Congregaciテウn para la Doctrina de la Fe, como sucesor del cardenal ナeper.
Visto que continuaba a sentirme en obligaciテウn hacia mi diテウcesis de pertenencia, para la aceptaciテウn del cargo me permitテュ poner una condiciテウn, que sin embargo creテュa irrealizable. Dije que sentテュa el deber de continuar publicando trabajos teolテウgicos. Habrテュa podido responder afirmativamente solamente si テゥsto hubiera sido compatible con la labor de prefecto. El Papa, que conmigo era siempre muy benテゥvolo y comprensivo, me dijo que se informarテュa sobre la cuestiテウn para hacerse una idea. Cuando sucesivamente le hice una visita, me explicテウ que las publicaciones teolテウgicas son compatibles con el oficio de prefecto; tambiテゥn el cardenal Garrone, dijo, habテュa publicado trabajos teolテウgicos cuando era prefecto de la Congregaciテウn para la Educaciテウn catテウlica. Asテュ aceptテゥ el encargo, bien consciente de la importancia de la tarea, pero sabiendo tambiテゥn que la obediencia al Papa exigテュa entonces de mテュ un ツエsテュツエ.
Extractos de la respuesta sobre la colaboraciテウn entre el prefecto Ratzinger y el Papa Wotjyla.
La colaboraciテウn con el Santo Padre estuvo siempre caracterizada por amistad y afecto. Esta se desarrollテウ sobre todo en dos planos: el oficial y el privado.
El Papa cada viernes, a las seis de la tarde recibe en audiencia al prefecto de la Congregaciテウn para la Doctrina de la Fe, que deja a su decisiテウn los problemas surgidos. Tienen preferencia naturalmente los problemas doctrinales, a los que se aテアaden tambiテゥn las cuestiones de carテ。cter disciplinar: la reducciテウn al estado laical de sacerdotes que lo han solicitado, la concesiテウn del privilegio paulino para aquellos matrimonios en los que uno de los cテウnyuges no es cristiano, y asテュ sucesivamente. A continuaciテウn se aテアadテュa tambiテゥn el trabajo en curso para elaborar el Catecismo de la Iglesia Catテウlica. En ocasiones, el Santo Padre recibテュa antes la documentaciテウn esencial y por tanto conocテュa anticipadamente las cuestiones de las que se iba a tratar. De esta forma, sobre problemas teolテウgicos pudimos conversar fructuosamente. El Papa era tambiテゥn muy conocedor de la literatura alemana contemporテ。nea, y era siempre bonito --para ambos-- buscar juntos la decisiテウn justa sobre todas estas cosas [...].
Finalmente, era costumbre del Papa invitar a comer a los obispos en visita ad limina, como tambiテゥn a grupos de obispos y sacerdotes de distinta composiciテウn, segテコn la circunstancia. Eran casi siempre ツエcomidas de trabajoツエ en los que a menudo se proponテュa un tema teolテウgico.
[...] El gran nテコmero de presentes hacテュa siempre variada la conversaciテウn y de gran alcance. Y quedaba siempre lugar tambiテゥn para el buen humor. El Papa reテュa con ganas y asテュ esas comidas de trabajo, aテコn en la seriedad que se imponテュa, de hecho eran tambiテゥn ocasiones para estar en agradable compaテアテュa.
Extractos de la respuesta sobre los desafテュos doctrinales afrontados juntos.
A) Sobre Teologテュa de la Liberaciテウn
El primer gran desafテュo que afrontamos fue la Teologテュa de la Liberaciテウn que se estaba difundiendo en Amテゥrica Latina. Tanto en Europa como en Amテゥrica del Norte era opiniテウn comテコn que se trataba de un apoyo a los pobres y que por tanto de una causa que se debテュa aprobar sin duda. Pero era un error.
La pobreza y los pobres eran sin duda tema de la Teologテュa de la Liberaciテウn y sin embargo en una prospectiva muy especテュfica. Las formas de ayuda inmediata a los pobres y las reformas que mejoraban las condiciones eran condenadas como reformismo que tiene el efecto de consolidar el sistema: amainaba, se afirmaba, la rabia y la indignaciテウn que sin embargo eran necesarias para la transformaciテウn revolucionaria del sistema. No era cuestiテウn de ayudas y de reformas, se decテュa, sino de la gran conmociテウn de la que debテュa surgir un mundo nuevo. La fe cristiana era usada como motor por este movimiento revolucionario, transformテ。ndola asテュ en una fuerza de tipo polテュtico. Las tradiciones religiosas de la fe eran puestas al servicio de la acciテウn polテュtica. De tal manera la fe era profundamente distanciada de sテュ misma y se debilitaba asテュ tambiテゥn el verdadero amor por los pobres. [... El Papa continua aquテュ hablando sobre el tema de Teologテュa de la liberaciテウn].
B) Sobre ecumenismo
Uno de los principales problemas de nuestro trabajo, en los aテアos en los que fui prefecto, fue el esfuerzo por llegar a una comprensiテウn correcta del ecumenismo.
Tambiテゥn en este caso se trata de una cuestiテウn que tiene un doble perfil: por un lado, se afirmaba con toda urgencia la tarea de trabajar por la unidad y de abrir los caminos que conducen a ella; por otro lado, es necesario rechazar las falsas concepciones de unidad, que quisieran alcanzar la unidad de la fe a travテゥs del atajo de aguar la fe. [...].
C) Sobre la tarea de la Teologテュa en la テゥpoca contemporテ。nea
Por テコltimo nos hemos ocupado tambiテゥn de la cuestiテウn relativa a la naturaleza y a la tarea de la Teologテュa en nuestro tiempo. La ciencia y la uniテウn con la Iglesia a muchos hoy les parecen elementos en contradicciテウn entre ellos. Y sin embargo la Teologテュa puede existir テコnicamente en la Iglesia y con la Iglesia. Sobre esta cuestiテウn hemos publicado una Instrucciテウn.
Extractos de la respuesta sobre encテュclicas mテ。s importante de Juan Pablo II
Creo que son tres las encテュclicas de particular importancia. En primer lugar quisiera mencionar la Redemptor Hominis, la primera encテュclica del Papa, en la que ha ofrecido su sテュntesis personal de la fe cristiana [...] En segundo lugar quisiera mencionar la encテュclica Redemptoris Missio [...] En tercer lugar quisiera citar la encテュclica sobre problemas morales Veritatis Splendor.
La Constituciテウn del Vaticano II sobre la Iglesia en el mundo contemporテ。neo, frente a la orientaciテウn de la テゥpoca, prevalentemente Iusnaturalis de la Teologテュa moral, querテュa que la doctrina moral catテウlica sobre la figura de Jesテコs y su mensaje tuviera un fundamento bテュblico. Esto se intentテウ a travテゥs de indicaciones durante un breve periodo, despuテゥs se fue afirmando la opiniテウn que la Biblia no tenテュa alguna moral propia para anunciar, pero que dirigテュa a los modelos morales en ocasiones vテ。lidos. La moral es cuestiテウn de razテウn, se decテュa, no de fe.
Desapareciテウ asテュ por una parte, la moral entendida en sentido de la ley natural, pero en su lugar no se afirmaba ninguna concepciテウn cristiana. Y como no se podテュa reconocer ni un fundamento metafテュsico ni uno cristolテウgico de la moral, se recurriテウ a soluciones pragmテ。ticas: a una moral fundada sobre el principio del equilibrio de bienes, en la cual no existe ya lo que es realmente mal y lo que es realmente bien, sino solo lo que, del punto de vista de la eficacia, es mejor o peor.
La gran tarea que el Papa tuvo en esta encテュclica fue dibujar nuevamente un fundamento metafテュsico en la antropologテュa, como tambiテゥn una concretizaciテウn cristiana en la nueva imagen de hombre de la Sagrada Escritura. Estudiar y asimilar esta encテュclica permanece un importante y gran deber.
De gran significado es tambiテゥn la encテュclica Fides et ratio [...] Por テコltimo es absolutamente necesario mencionar la Evangelium vitae, que desarrolla uno de los temas fundamentales de todo el pontificado de Juan Pablo II: la dignidad intangible de la vida humana, desde el primer instante de la concepciテウn.
Extractos de la respuesta sobre la espiritualidad del Papa polaco
La espiritualidad del Papa se caracterizaba sobre todo por la intensidad de su oraciテウn y por tanto estテ。 profundamente arraigada en la celebraciテウn de la Santa Eucaristテュa y hecha junto a toda la Iglesia con la recitaciテウn del Brevario.
En su libro autobiogrテ。fico Don y Misterio se puede ver cuanto el sacramento del sacerdocio haya determinado su vida y su pensamiento. Asテュ su devociテウn no podテュa nunca ser puramente individual, sino que estaba siempre llena de preocupaciテウn por la Iglesia y por los hombres [...] Todos nosotros hemos conocido su gran amor por la Madre de Dios. Donarse por entero a Marテュa significテウ ser, con ella, todo para el Seテアor [...]
Extracto de la respuesta sobre la fama de santidad de Wojtyla en vida
Que Juan Pablo II fuera un santo, en los aテアos de colaboraciテウn con テゥl me ha parecido cada vez mテ。s claro. Sobre todo hay que tener en cuenta naturalmente su intensa relaciテウn con Dios, su estar inmerso en la comuniテウn con el Seテアor de la que acabo de hablar. De aquテュ venテュa su alegrテュa, en medio de las grandes fatigas que debテュa pasar y la valentテュa con la cual cumpliテウ su tarea en un tiempo realmente difテュcil. Juan Pablo II no pedテュa aplausos, ni mirテウ nunca alrededor preocupado por cテウmo serテュan acogidas sus decisiones. テ瑛 ha actuado a partir de su fe y sus convicciones y estaba preparado tambiテゥn a sufrir los golpes.
La valentテュa de la verdad es a mis ojos un criterio de primer orden de la santidad. Solo a partir de su relaciテウn con Dios es posible entender tambiテゥn su incansable compromiso pastoral. Se dio con una radicalidad que no puede ser explicado de otro modo.
Su compromiso fue incansable, y no solo en los grandes viajes, cuyos programas estaban cargados de encuentros, desde el inicio hasta el final, sino tambiテゥn dテュa tras dテュa, a partir de la misa matutina hasta la noche tarde. Durante su primera visita en Alemania (1980), por primera vez tuve una experiencia muy concreta de este enorme compromiso. Para su estancia en Munich, decidiテウ que debテュa tomarse una pausa mテ。s larga a medio dテュa. Durante ese intervalo me llamテウ a su habitaciテウn. Le encontrテゥ recitando el Breviario y le dije: "Santo Padre, debe descansar"; y テゥl: "Puedo hacerlo en el cielo".
Solo quien estテ。 lleno profundamente de la urgencia de su misiテウn puede actuar asテュ. [...] Pero debo honorar tambiテゥn su extraordinaria bondad y comprensiテウn. A menudo habrテュa tenido motivos suficientes parar culparme o poner fin a mi encargo como prefecto. Y aテコn asテュ me sostuvo con una fidelidad y una bondad absolutamente incomprensibles.
Tambiテゥn aquテュ quisiera poner un ejemplo. Frente a la tormenta que se habテュa creado entorno a la declaraciテウn Dominus Iesus me dijo que durante el テ。ngelus pretendテュa defender sin equテュvoco el documento. Me invitテウ a escribir un texto que fuera, por asテュ decir, hermテゥtico y no permitiera ninguna interpretaciテウn diversa. Debテュa emerger de forma del todo inequテュvoca que テゥl aprobaba el documento incondicionalmente.
Por tanto, preparテゥ un breve discurso; no pretendテュa, sin embargo, ser demasiado brusco y asテュ intentテゥ expresarme con claridad pero sin dureza. Despuテゥs de haberlo leテュdo, el Papa me pregunto otra vez: "ツソEs realmente suficientemente claro?" Yo respondテュ que sテュ. Quien conoce los teテウlogos no se asombrarテ。 del hecho que, sin embargo, despuテゥs hubo quien mantuvo que el Papa habテュa prudentemente tomado distancia del texto.
La テコltima frase
Mi recuerdo de Juan Pablo II estテ。 lleno de gratitud. No podテュa y no debテュa intentar imitarlo, pero he intento llevar adelante su herencia y su tarea lo mejor que he podido. Y por eso estoy seguro que todavテュa hoy su bondad me acompaテアa y su bondad me protege.
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