Viernes, 29 de noviembre de 2024

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La Vigilia pascual - y II (catequesis y ritos)

por Corazón Eucarístico de Jesús

Ya estamos en el primer día del Santísimo Triduo pascual. Hoy celebraremos la Cruz santa de Cristo, su Pasión y Redención. Ya vimos hace unos días la catequesis sobre esta Liturgia austera y solemne a la vez.
 
Pero ya el Viernes Santo, entrando en el Triduo pascual, mira a su Corazón, que es la Vigilia pascual. Nuestros templos hoy, formando una sola y gran comunidad católica, deberán estar atestados de fieles, y los mismos fieles mañana por la noche se reunirán para vivir el "desenlace". 
 
Vamos a repetirlo: debe ser la Gran celebración, de todos y cada uno de los fieles, que no dejarán de participar bajo ningún concepto ni excusa, sino integrándose en el Cuerpo eclesial para celebrar a su divina Cabeza. 
 
¿Para qué si no recibir la ceniza el Miércoles de Ceniza? 
¿A qué los ayunos y mortificaciones y penitencias si luego no subimos con Cristo al monte de la santa Pascua? 
¿De qué servirían tantos ejercicios piadosos cuaresmales, buenísimos y santísimos, si después nos ausentamos de la santa Vigilia pascual que durante siglos fue el manantial de gozo cristiano y fuente de vida para tantas generaciones de cristianos? 
 
Toca recuperar el sentido y la conciencia de la Vigilia pascual para todos en nuestras parroquias, comunidades, asociaciones, movimientos, cofradías y hermandades. Todos unidos, formando una amalgama de granos de trigo -que diría san Agustín en sus sermones pascuales- para ser amasados en un solo Cuerpo de Cristo, Pan de vida.
 
Seguimos donde nos quedamos en la catequesis sobre la Vigilia pascual.
 
 
III. LITURGIA DEL BAUTISMO
 
La Redención de Cristo se comunica por los sacramentos, signos visibles que comunican la gracia y toman su fuerza de la Pascua del Señor.
 
Es el momento del Bautismo, de la Pascua personal; para ella se han preparado los catecúmenos durante un tiempo (más de un año) y éste es el momento de renacer y vivir.
 
a) Si hay bautismos
 
Tras la homilía, se toma el cirio pascual y van en procesión los ministros, catecúmenos y sus padrinos, hasta la fuente bautismal mientras se cantan las letanías de los santos.
 
Entonces se bendice el agua bautismal con una plegaria antiquísima que recomiendo su lectura meditada. "Oh Dios que por medio de los signos sacramentales tú obras con invisible potencia las maravillas de la salvación..." Cuando llega el momento de invocar la bajada del Espíritu Santo sobre las aguas, se puede introducir el cirio pascual en el agua, porque el Espíritu viene por el Resucitado.
 
A los catecúmenos que van a ser bautizados, y en el caso de niños, a sus padres y padrinos, se les pide la renuncia al pecado y la profesión de fe, y uno a uno son bautizados. 
 
Entonces, en el caso de los niños, se les unge con el santo Crisma. Se revisten de las vestiduras blancas, se les entrega un cirio encendido a cada uno y, a los adultos, se les crisma confiriendo el Sacramento de la Confirmación. Vuelven al presbiterio en procesión cantando.
 
Finalmente, a todos los fieles presentes, se les pide la renovación de las promesas bautismales y se les asperja con agua bendecida.
 
b) Si no hay bautismos
 
Si no hay bautismos ni los va a haber al día siguiente, se bendice el agua en un recipiente dentro del presbiterio. (Si habrá bautismos sí se cantan las letanías y la plegaria solemne de bendición del agua). Una vez bendecida con una fórmula breve, se procede a la renovación de las promesas bautismales y a la aspersión. ¡Qué gracia más infinita esta noche! Actualizamos la gracia de nuestro Bautismo para que no se extinga, sino que florezca llevándonos a la santidad de vida. Por cierto, la renovación de las promesas bautismales esta noche tiene indulgencia plenaria (Enchiridion, n. 44; con las condiciones de siempre).
 
Luego la liturgia bautismal culmina con la Oración de los fieles. Por primera vez los nuevos bautizados, como hijos de Dios, van a orar como fieles, siendo sacerdotes por el bautismo para pedir e interceder.
 
El diácono propone la intención y los fieles oran: "kyrie, eleison", "Señor, escucha y ten piedad". Esta oración de los fieles -que es la respuesta de todos- conviene que se cante para que la oración propiamente dicha sea solemne, cantada, resaltada en su importancia.
 
IV. LITURGIA EUCARÍSTICA
 
El clima espiritual se suaviza, pero no para acelerar y acabar rápido por cansancio o por supuestas "razones pastorales".
 
Los neófitos, como sacerdotes por el bautismo, pueden ofrecer por vez primera. Ellos llevarán toda la ofrenda de pan, vino y agua: tantas patenas, copones y cálices como sean necesarios (nunca esas ´perniciosas´ ofrendas simbólicas que ni son ofrendas ni sirven de nada: sandalias, libros de no-sé-qué, etc).
 
Se inciensa y somos incensados: una única y misma ofrenda es la que está en el altar y cada uno de nosotros con Cristo.
 
 
Comienza la plegaria eucarística, la solemne y Gran plegaria eucarística de la Pascua; cantada, expresiva, orante. "Es justo y necesario glorificarte siempre, Señor, pero más que nunca en esta noche en que Cristo nuestra Pascua ha sido inmolado... Por eso, con esta efusión de gozo pascual, el mundo entero se desborda de alegría y también los coros celestiales, los ángeles y los arcángeles, cantan sin cesar el himno de tu gloria..."
 
El Canon romano o plegaria eucarística I es la más adecuada esta noche, cantada por completo, porque posee textos propios en esta noche: "Reunidos en comunión con toda la Iglesia para celebrar la noche santísima...", "Acepta, Señor, en tu bondad..." por los nuevos neófitos.
 
La Comunión nos permite participar de la Vida del Señor Resucitado para resucitar con Él, para recibir su vida eterna. Siempre que sea posible, la Comunión de la Pascua debería administrarse con las dos especies.
 
Noche de Pascua.
 
Cristo resucita glorioso, victorioso. Ha sido constituido Señor de cielo y tierra.
 
La Iglesia, cada uno de sus fieles, goza con su Señor. ¡Ésta es la noche!
 
Y si algo falta, o no queda claro, en los comentarios intentaremos responder las distintas cuestiones que se presenten.
 
¡Qué poco falta para la beata nox, la  noche de las noches!
Comentarios
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