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La Vigilia pascual - I (catequesis y ritos)
Tras toda una Cuaresma, llegamos a la cumbre, la santa Pascua del Señor con su vigilia nocturna en la noche del sábado santo al Domingo.
Hemos tenido ocasión, seguro, en retiros y homilías, de desear la Vigilia pascual porque nos habrán hablado de ella, nos la habrán predicado exhortando a nuestra asistencia fiel y devota. Ahora hay que profundizar un poco en ella. Tal vez lleguen muchos a estas entradas buscando simplemente "moniciones para la Vigilia pascual", pero estas catequesis deben ser -anualmente- mistagogias, introducciones teológicas y espirituales a lo contenido en los ritos sagrados.
Dos catequesis breves sobre la Vigilia pascual deben orientarnos en su celebración y alentarnos a su vivencia, tanto más espiritual cuanto más solemne es este sagrado rito, centro de todo el año litúrgico.
Así que hoy, acomodaos en este salón virtual de catequesis, tomad el cuaderno para escribir algunas "notas", añadid la ilusión de una preparación inmediata a algo importante, y nos lanzamos. Haya expectación.
¡Llega la Santa Pascua del Señor!
La estructura clásica de la Vigilia pascual consta de cuatro partes:
1) Lucernario (es una introducción, un prólogo al rito, y no es lo más importante)
2) Liturgia de la Palabra (última catequesis a los "electi", los catecúmenos que después van a ser bautizados y a todos los fieles situándolos ante la gran perspectiva de la Historia de la salvación)
3) Liturgia bautismal: bautismo de niños y adultos, Crismación-Confirmación de éstos, renovación de las promesas bautismales de todos los fieles y aspersión con el agua bautismal, terminando con la oración de los fieles (la respuesta cantada a la intención que se nos proponga).
4) Liturgia eucarística: el sacrificio pascual del Señor se hace presente en el altar; el banquete de bodas del Cordero se anticipa en la Eucaristía de la Pascua.
I. LUCERNARIO
Es una preparación y anuncio. Proviene de algo tan práctico y sencillo como encender las luces de la basílica para poder hacer la vigilia nocturna. Pero se fue ritualizando con elementos nuevos que ponían de relieve, en la noche, que Cristo es la Luz del mundo y que nosotros participamos de su Luz.
En lugar de una monición, hay un canto poético, el Pregón pascual cantando la gloria de la "noche" y de la resurrección de Cristo, y una alabanza final al cirio que ilumina esta noche.
Los ritos iniciales son una delicia espiritual: bendición del fuego nuevo porque por la Pascua, Dios lo hace todo nuevo. Signación del cirio... expresando cómo Cristo es el Centro, el Rey, el Señor. Así se dirá: "Cristo, ayer y hoy, Principio y Fin, Alfa y Omega. Suyo es el tiempo y la eternidad. A Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén". Se enciende el cirio con una preciosa fórmula, tantas veces meditada en nuestra vida espiritual por lo necesaria que resulta para nuestra vida: "La luz de Cristo que resucita glorioso disipe las tinieblas del corazón y del espíritu". Se enciende el cirio, se toman ascuas de las brasas y se echan en el incensario que empieza a humear. Comienza la procesión al templo: columna de humo el incienso, columna de fuego el Cirio, y vamos como el pueblo de Israel peregrino con la verdadera columna de fuego que es Cristo.
Al segundo (al segundo, en la puerta de la iglesia) "Luz de Cristo. R/ Demos gracias a Dios", todos participamos de la Luz del cirio, encendiendo nuestras velas con una Luz que se comunica. Entramos con las lámparas encendidas en nuestras manos. Al tercer "Luz de Cristo" se enciende la iglesia entera (de una vez, no teatralmente a lo largo de toda la celebración: es el rito de iluminar la basílica entera), se inciensa el cirio y se proclama el pregón pascual.
¡Ha comenzado la Noche santa!
II. LITURGIA DE LA PALABRA
Una Vigilia, como ésta, es noche de oración, cantos y escucha de la Palabra. Las lecturas bíblicas resuenan con la fuerza del Espíritu Santo y es triste que, por sistema, se recorten para quedar en apenas 3 ó 4 lecturas.
La disposición espiritual e interior nos la ofrece la monición que hace el sacerdote a toda la liturgia de la Palabra. Saboreémosla:
"Hermanos: Con el pregón solemne de la Pascua, hemos entrado ya en la noche santa de la resurrección del Señor. Escuchemos, en silencio meditativo, la palabra de Dios. Recordemos las maravillas que Dios ha realizado para salvar al primer Israel, y cómo en el avance continuo de la Historia de la salvación, al llegar los últimos tiempos, envió al mundo a su Hijo, para que, con su muerte y resurrección, salvara a todos los hombres. Mientras contemplamos la gran trayectoria de esta Historia santa, oremos intensamente, para que el designio de salvación universal, que Dios inició con Israel, llegue a su plenitud y alcance a toda la humanidad por el misterio de la resurrección de Jesucristo".
Desde la primera creación (Gn 1) hasta la nueva creación (resurrección de Cristo), Dios traza una línea progresiva conducente a nuestra salvación. Es la síntesis de toda la historia de la salvación.
Cada lectura del Antiguo Testamento va acompañada por el canto de un salmo, después el silencio orante de todos, y una oración del sacerdote que "interpreta" o "ilumina" cada lectura cristianamente.
El paso del Antiguo al Nuevo Testamento se marca por el canto del Gloria, el repique de campanas, y el encendido de los cirios del altar. Se canta la oración colecta y pasamos al Nuevo Testamento: una lectura de san Pablo, el canto gozoso del Aleluya -¡por fin! ¡Qué felicidad para la Esposa!- que se prolonga cantando varias estrofas del salmo 117 ("la piedra que desecharon los arquitectos... Éste es el día en que actuó el Señor..."). El culmen es el canto del Evangelio, sí, tal cual, canto a ser posible, iluminado sólo por el cirio pascual -sin cirios ni ciriales acompañando-, la nube de humo del incensario y la voz que anuncia: "No está aquí ha resucitado... Id a decir a mis hermanos que vayan a Galilea, allí me verán".
Una breve, concisa, fuerte y kerygmática homilía, actualizará lo oído y elevará el corazón para disponernos a recibir su salvación mediante los sacramentos de la Iniciación (Bautismo, Confirmación, Eucaristía).
Crezca el deseo de la Pascua.
Deseemos ya esta noche santa.
Sea nuestra ilusión, nuestra esperanza, nuestro amor, poder vivir intensamente la Vigilia pascual.
¿Me permitís una recomendación? De aquí a la Vigilia pascual, tomad para vuestra oración personal o meditación un misal para los fieles -o buscadlo en Internet- y meditad todos los textos de la Vigilia pascual, sus oraciones, moniciones y lecturas. ¿OK?
¡Qué poco falta ya para la santísima Vigilia pascual! ¡¡Por favor, que nadie falte!!
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