Lunes, 04 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

La doctora, cazada explicando sus métodos

Aborto tardío en un hotel: «No te mires abajo, no limpies nada, no abras a nadie, sólo a nosotros»

Carmen Landau, becada por Fidel Castro.
Carmen Landau, becada por Fidel Castro.

C.L. / ReL

La ley que prohíbe en Estados Unidos el aborto tardío (más allá de las 20 semanas), aprobada el pasado 18 de junio por la Cámara de Representantes pero que no entrará en vigor porque la vetará Barack Obama, intenta evitar casos como el que sirvió para descubrir los métodos de un abortorio en Albuquerque (Nuevo México), llamado Southwestern Women´s Options [Opciones para las Mujeres del Suroeste].

Una cámara oculta destapó que las "opciones" ofrecidas a una mujer, investigadora de la organización provida LiveAction que acude embarazada de 27 semanas, son matar al niño un día y al día siguiente inducir el parto del cadáver. Pero...

"En ocasiones no llegamos a tiempo", confiesa la doctora Carmen Landau, una de las aborteras: "En tal caso, vete al hotel, cierra la puerta, llámanos con el móvil y siéntate en el retrete. No mires nada, sólo espera con el móvil en la mano a que lleguen el médico y la enfermera".

"Será como tener un niño", se escucha afirmar a los responsables de la clínica en la grabación. En ella explican a la mujer que al niño se le inyecta una solución a través del cráneo: "Es para detener el funcionamiento del corazón. Funciona al cabo de 30 minutos a 3 horas. Al día siguiente hacemos una ecografía para comprobar que ha funcionado correctamente. En el 99% de los casos funciona. Es muy raro que no lo haga".

"¿Y si no funciona?", pregunta la madre. "Ponemos otra inyección. Pero pensemos en positivo, siempre funciona", responde el personal, "los médicos son muy buenos haciéndolo".

Y luego hay que inducir el parto. La doctora Landau y otros consejeros de la clínica le explican cómo será el proceso que ella sienta, similar a los síntomas de un parto inminente normal, pero le indican que no llame al 911 (el 112 de Estados Unidos): "No, nos llamas a nosotros. Si llamas al 911 o a una ambulancia todo será más complicado. Estamos preparados para esto, lo hemos hecho antes".

Pero le señalan una diferencia para tranquilizarla: en un parto normal, "te preocupa la vida del bebé, en este caso no". Y ésta es la alucinante explicación por la cual no llamar a urgencias cuando se presenten los síntomas: "Sería más traumático. Ellos estarían confundidos y no comprenderían que se trata de un proceso de aborto, e intentarían salvar al feto, y no hay nada que salvar".

No, nada que salvar. Sólo recoger, limpiar y tirar. Pero es importante que la madre no vea lo que sale de su seno. Por eso le explican que cuando sienta que viene el parto, se encierre en la habitación del hotel, se siente en el retrete y se ponga una toalla sobre las piernas: "Nosotros no preguntamos al entrar, entramos como si fuésemos huéspedes del hotel y vamos directamente a la habitación. No creamos escándalo. Así que siéntate tranquilamente en el retrete con una toalla por encima y el móvil en la mano. No te mires abajo, estarás al teléfono con alguien que te irá diciendo". Y le insisten: "Ve al hotel, coge el móvil, y siéntate en el retrete. No tienes que mirar nada, no tienes que limpiar nada, no tienes que recoger nada. Sólo estate al teléfono con nosotros hasta que lleguen el médico y la enfermera. Ellos lo harán todo".

Se da la circunstancia de que Carmen Landau fue una alumna estadounidense (de Oakland, California) becada por el gobierno de Fidel Castro para estudiar medicina en Cuba. Concluyó los estudios en 2007, con 30 años. Junto con otros siete estudiantes, posó para las habituales fotos de propaganda del régimen, y según la agencia Reuters, que recogió las opiniones de los jóvenes doctores, esto fue lo que declaró la hoy abortera durante la rueda de prensa: "Cuba nos ofreció becas para estudiar medicina aquí, y a cambio nos comprometemos a ofrecer cuidados sanitarios a la gente más necesitada". Es decir, tirar de la cadena.

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