¡Nos la han robado! (1)
Semanas atrás dediqué tres artículos para acercarnos a la figura del militar Francisco de Paula Romero y Palomeque, al que llamaban “Mil Hombres”. Al final del relato referíamos como el brigadier al quedar viudo, tras diez años de matrimonio, casó en segundas nupcias con María de los Ángeles Balmaseda y Gómez-Bravo (+1867), con quien tuvo cuatro hijos, la última se llamaba Jacinta, a la que conoceremos como Madre Teresa de Jesús Romero. Vamos a viajar hasta la provincia de Córdoba.
Hinojosa del Duque (Córdoba)
Hinojosa del Duque se halla situada en la comarca de Los Pedroches (Córdoba), en el límite de Andalucía con las comunidades de Extremadura y Castilla-La Mancha. Hinojosa del Duque cuenta en la actualidad con aproximadamente unos 7.800 habitantes, habiendo logrado frenar el proceso de emigración de muchos de sus habitantes que tuvo lugar hace unas décadas. Junto a la agricultura y ganadería, centrada esta última en los sectores ovino, porcino y vacuno, el municipio también alberga otro tipo de actividades económicas de gran proyección.
En esta localidad se encuentra el Monasterio de la Purísima Concepción de la Orden de la Inmaculada Concepción, conocidas también como Concepcionistas Franciscanas, orden que fundó Santa Beatriz de Silva.
Según la historia esta es una de las muchas fundaciones religiosas que realizó la familia Condal de los Sotomayor. El Papa Gregorio XIII en Breve otorgada el 15 de septiembre de 1573 concedió que: “los dos Monasterios de monjas de la villa de Hinojosa del Duque, que es de este Condado de Belalcázar el uno de la advocación de la Madre de Dios y el otro de la Concepción se juntasen y hagan unión en el Monasterio que mandó fundar y hacer el muy ilustre señor don Luis de Sotomayor”. La iglesia fue consagrada el 28 de abril de 1693.
Es un edificio de airosa planta con lujo y de espectaculares contrafuertes en la fachada donde se abren dos portadas. La más antigua y artística es la flanqueada por esbeltas columnas. En el friso destacan los escudos de Sotomayor y Zúñiga. En el interior del Convento se conserva un gran patio de 27 metros de lado con arcos sobre columnas de granito.
Así que cuando nuestra protagonista de hoy, la Sierva de Dios Teresa de Jesús Romero, llamó a las puertas del Convento de las Concepcionistas un 15 de octubre de 1879, las monjas llevaban más de trescientos años en la Villa para gloria y honra de María Inmaculada.
Madre María Teresa de Jesús
Jacinta Romero y Balmaseda nació en Cabeza del Buey (Badajoz) en 1861, entró en el Monasterio de Concepcionistas Franciscanas de Hinojosa del Duque (Córdoba) en 1879, recibiendo el nombre de María Teresa de Jesús, y allí murió santamente en 1910. Muy dotada humana y sobrenaturalmente, además de Abadesa durante veintitrés años, fue la impulsora del movimiento que culminó con la canonización de Beatriz de Silva, fundadora de las Concepcionistas, el 3 de octubre de 1976. Madre Teresa hizo que la Orden despertara y se pusiese a trabajar para lograr la beatificación, que tuvo lugar en 1926. Su vida fue escrita por Monseñor Alberto José González Chaves, con el título “Madre Teresa de Jesús Romero. Un fruto de la Inmaculada” (Madrid 2009).
La profanación del sepulcro de la Abadesa
Supongo que, tras este titular, ya estarán echando cuentas. Si nuestra protagonista murió en 1910… Sí, efectivamente, este es un nuevo templo devastado en los días de la persecución religiosa, esta vez en la diócesis de Córdoba, y su sepulcro otro más de los profanados por los milicianos.
El episodio comienza con motivo del traslado del brigadier Romero, padre de la Abadesa, al cementerio nuevo por estar en ruinas el que se usaba. Fue entonces cuando el reverendo Francisco de Paula Romero y Belloqui, hermano de Madre María Teresa de Jesús, solicita a la Comunidad poder recoger los restos de toda su familia en un sepulcro dentro de la iglesia. La Comunidad no puso inconveniente porque siempre habían tenido a dicha familia como insignes bienhechores. Conseguidas las licencias necesarias, el 17 de mayo de 1908, todos fueron trasladados a la iglesia del Monasterio de las Madres Concepcionistas de Hinojosa.
Dos años después moría la Abadesa. El 19 de enero de 1918 moría su hermano sacerdote.
Dando un salto de dieciocho años y medio, llegamos a la luctuosa jornada del 27 de julio de 1936. Hinojosa parecía el infierno.
El motivo, si es que lo hubieran necesitado, que alegaron los izquierdistas en esas jornadas de violencia sistemática y de odio religioso, para profanar la tumba de la familia de “Mil Hombres”, fue que buscaban la espada que le había pertenecido y que tanta gloria dio a España…
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