El Termómetro: destruído un barrio cristiano en Pakistán, persecución en Asia Central y más...
por En cuerpo y alma
Si hoy es sábado esto es el Termómetro de persecución religosa con estos escenarios.
En China. Recoge Religión en Libertad las declaraciones del cardenal Zen (José Zen Ze-kiun), obispo emérito de Hong Kong, de 81 años de edad, que pide al nuevo Pontífice mano dura con el régimen chino y abandonar lo que considera un camino de pactismo con las autoridades comunistas. Para el cardenal emérito, “a través de Wang Zuoan, director de Asuntos Religiosos, un partido ateo gestiona la vida de la Iglesia y de todas las religiones”. El cardenal tiene claro que una iglesia de obispos y sacerdotes encarcelados por el régimen mantiene la fe, mientras que una iglesia de obispos colaboracionistas y dominados por el Partido Comunista la debilita. “Benedicto XVI hizo cosas por China que no hizo por ningún otro país: le dedicó una carta específica, creó una Comisión específica para China con 30 miembros de los dos más importantes dicasterios; debemos estarle agradecidos”, señala el cardenal, que cree que las buenas intenciones de Benedicto XVI fueron debilitadas por “otros que estaban cerca de él, que no siguieron su línea”. “Incluso hoy hay gente [en la Curia y en la Iglesia] que alimenta la ilusión de que con los nuevos líderes que toman posesión en marzo habrá nuevas posibilidades”, pero señala Zen que el nuevo líder de China, Xi Jinping, habla sólo de “impedir que suceda como en Rusia”, pero el cardenal insiste que “sin un mínimo de democracia es imposible que el Partido se sane”.
En Asia Central. El diario digital persecution.org presenta un breve studio sobre la situación de los cristianos en cinco países de Asia central: Uzbekistan, Turkmenistan, Tayikistan, Kirguistán y Kazastán. Los dos primeros son los más radicales contra la libertad religiosa de los cristianos. En enero, la policía uzbeka realizó dos redadas sin autorizar en casa de la cristiana protestante Sharofat Allamova, confiscando material religioso y acusándola de violar el artículo 244-3 del Código Penal que prohíbe “la producción ilegal, almacenamiento, importación o distribución de literatura religiosa”.
Según Christian Monitor, en pueblos uzbecos emplazados en territorio kirguistano la multitud ha intentado linchar a musulmanes convertidos al cristianismo, mientras en Tajikistan ha sido asesinado un misionero cristiano y otros atacados. En este país se ha implementado legislación restrictiva de la libertad religiosa en nombre de la lucha contra el islam radical. Parecido fenómeno ocurre en Kazastán. Por su parte Uzbekistan y Turkmenistan se hallan entre los países “of particular concern” (procupantes) en la clasificación de la Comisión sobre libertad religiosa internacional de los Estados Unidos. Tajikistan se halla en “watch list”, o lista de países a vigilar, mientras Kazastán se halla en la de países a monitorizar cercanamente. Nada se dice sobre la situación en Kirguistán. El resultado de todo ello es que en estos países y en mayor o menor medida según cada caso, los cristianos están sometidos a acoso burocrático, confiscación de literatura religiosa, redadas, multas exuberantes, detenciones prolongadas, arrestos sin juicio, amenazas a los conversos, marginación, severas restricciones para acceder a educación religiosa e impunidad de las agresiones que se realizan contra ellos.
En Nigeria. Según informa allafrica.com, el grupo terrorista Ansaru, cuyo nombre completo es Jama´atu Ansarul Musilimina Fi Biladis Sudan, algo así como Vanguardia para la protección de musulmanes en el Africa Negra, ha colgado un video en internet para demostrar que son ellos quienes asesinaron a siete extranjeros trabajadores, un británico, un italiano, un griego y cuatro libaneses, de la firma Setraco Construction Company en Bauchi el pasado mes. El mismo grupo es sospechoso de haber asesinado a una británico y un italiano hace un año en Sokoto, y atacó a unos soldados nigerianos destinados a Mali asesinando a dos.
En Libia. Según recoge foxnews, un funcionario del ministerio de exteriores egipcio ha informado de que Ezzat Atallah, que sufría diabetes y otros problemas de salud, encerrado por realizar “proselitismo” cristiano ha muerto en una prisión de Libia. Junto a Atallah fueron detenidos otros cuatro protestantes egipcios bajo la misma acusación. El ministerio egipcio de asuntos exteriores había intervenido ya ante las autoridades libias para conseguir la libertad de 55 detenidos por idéntico delito, consiguiendo la deportación a Egipto de 35 de ellos.
En Pakistán, la noticia más penosa de esta semana. Según recoge vaticaninsider, en Lahore un grupo de unos 300 musulmanes asaltó e incendió unas cien casas de fieles cristianos (otras fuentes hablan de hasta doscientas) en el barrio de Badami Bagh en Lahore, por un supuesto caso de blasfemia. La multitud arrojó piedras e hirió a algunos agentes de policía, que habían acudido a detener la violencia. Según las primeras informaciones hay alrededor de ciento cuarenta cristianos heridos, entre los cuales el obispo Akram Gill, de la comunidad cristiana evangélica paquistaní, que intentó mediar en el episodio. La multitud comenzó la “cacería del blasfemo” el viernes, día de la oración islámica, por lo que ciento cincuenta familias huyeron de sus casas para evitar un linchamiento. En la presunta blasfemia estaría involucrado el cristiano Savan Masih, detenido por la policía de acuerdo con el famoso artículo 295 párrafo c del Código penal paquistaní o “Ley de la blasfemia”. Los cristianos locales indicaron que la acusación es falsa. Por su parte, el ministro de Justicia de la provincia de Punjab, Rana Sanaullah, dijo que no hay ningún motivo para estar explosiones de violencia, “sobre todo después de que la persona acusada de blasfemia haya sido arrestada”, añadiendo que “los actos de vandalismo serán perseguidos” y “los que hayan sufrido daños indemnizados” (lo creeremos cuando lo veamos).
En entrevista otorgada a Ayuda a la Iglesia Necesitada, el Obispo Sebastian Shaw de Lahore ha acusado a las autoridades pakistaníes de pasividad y de no haber protegido a la indefensa comunidad. Según el obispo el ataque estaba bien organizado y dos días antes se habían producido amenazas de llevarlo a cabo. Según se señala la muchedumbre usó “agentes químicos que solo poseen el Ejército y otras entidades públicas”. El Obispo Shaw urge a la comunidad internacional a que reanude su llamamiento para que se corrijan las temibles leyes paquistaníes sobre la blasfemia, y que el ministro de Armonía nacional y de Cuestiones de Minorías, Paul Bhatti, había alertado en dos ocasiones a la policía y a las autoridades de la amenaza de un ataque a los cristianos de Joseph Colony.
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