Viernes, 22 de noviembre de 2024

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De esas cosas que todos hacemos sin saber bien porqué: hoy, el soldado de plantón

por En cuerpo y alma

 
            Me propongo dedicar una pequeña serie a esas cosas que como dice el título, todos hacemos sin saber muy bien porqué las hacemos, y nos pasamos toda una vida haciéndolas sin cuestionárnoslas nunca o haciéndolo tan tarde que no nos queda sino lamentar el mucho tiempo perdido.
  
 

           Hoy les voy a hablar de la que he titulado “el soldado de plantón”. Me la contaron cuando servía yo como alférez en el cuartel del Tempul en esa maravillosa ciudad española que es Jerez de la Frontera. ¿Verdad? ¿Mentira? Si no era verdad, tengo que decirles a Vds. que bien podría haberlo sido, y que en todo caso, es tan ejemplificadora que merecía serlo.
 
            Contaban lo oficiales de guardia que en el cuartel durante mucho tiempo, y mucho tiempo es mucho tiempo, años, lustros, entre lo puestos de guardia se había estado colocando un soldado de plantón en el centro del patio, donde no parecía tener mayor utilidad ni la vigilancia ni la defensa que estaba llamada a realizar la guardia sobre el cuartel que protegía.
 
            Un buen día, un oficial aburrido se hizo la pregunta fatídica: ¿Y por qué demonios colocamos un soldado en el centro del patio, donde más estorba que ayuda? Y decidió llevar a cabo una ardua labor de investigación entre los partes de gardia que con tanto celo se guardan en todos los cuarteles: un parte, otro parte, partes de un año antes, partes de dos, partes de tres, de un lustro, de un decenio… ¡qué paciencia para leerse todos los partes que uno tras otro y salvo leves excepciones venían a decir lo mismo y a expresar la ausencia de incidentes reseñables! Hasta que por fin sus desvelos y sus trabajos obtuvieron la merecida recompensa y leyó en un parte muy antiguo escrito de la maño y puño del oficial del guardia del día algo parecido a lo siguiente:
 
            “El abajo firmante, a sugerencia del general, ha colocado un soldado de plantón en el centro del patio, donde hay un banco que acaba de ser pintado, para evitar que los soldados se sienten en él y manchen la ropa del uniforme y estropeen el banco”.
 
            En fin amigos, que esta es la razón por la que en el cuartel en cuestión durante tantos años se clocara un soldado de plantón en el centro del patio hasta que a un oficial avispado se le ocurrió que era de mayor utilidad colocarlo en cualquier otra posición mejor para la custodia y defensa del cuartel, o simplemente dejarle descansar hasta que le tocara entrar en el siguiente turno de guardia.
 
 
 
            ©L.A.
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