Sábado, 23 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

¿Hoy termina el mundo?

A propósito de la profecía maya sobre el fin del mundo, un jesuita habla de «las últimas cosas»

Fin del mundo
Fin del mundo

Vatican Insider

Hoy tendría que terminar el mundo. Scott Brodeur, teólogo jesuita de la Universidad Gregoriana, explica el éxito mediático de la “profecía” de los mayas.

Aunque la mayor parte de las personas no cree en ello, hay cada vez más gente en la televisión que habla del «fin del mundo», previsto para este 21 de diciembre.

Incluso Benedicto XVI, con la erudición que le caracteriza y con su tono siempre humano y espiritual, reflexionó sobre el argumento durante el Ángelus del domingo pasado, invitando a los cristianos a no creer en el temido fin del mundo. En lugar de ello, los cristianos deberían concentrarse en la recta vía para «entrar en la vida eterna».

Mientras el día funesto se acercaba y crecía el frenesí mediático sobre el inminente fin del mundo, Vatican Insider entrevistaba al teólogo estadounidense, Scott Brodeur, expeto de San Pablo en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma.

¿Por qué tantas personas atienden estas “predicciones”, a pesar de que sean tan inverosímiles?
Esto se debe a la obsesión que la sociedad tiene por lo efímero, por las cosas pasajeras y, sobre todo, con el sensacionalismo. Si ciertas películas de Hollywood no hubieran exagerado las consecuencias apocalípticas que se extrapolan del final del ciclo del calendario de los mayas, nadie hablaría del fin del mundo ahora. Sin duda, es mucho más fácil dejarse llevar por las exageraciones mediáticas y creer en las “pseudociencias” y en las verdades a medias en vez de afrontar las cuestiones verdaderamente urgentes, como la paz en el Medio Oriente, el terrorismo internacional, el hambre en el mundo, las reglas para la posesión de armas y la violencia en muchas escuelas de los Estados Unidos (por citar solo algunos desafíos de la humanidad).

Pero un día el mundo se va a acabar de cualquier manera…
Claro, los científicos recuerdan que el universo llegará a un final frío y oscuro dentro de miles de millones de años. Mientras tanto, debemos poner manos a la obra y tomar en serio nuestras responsabilidades cotidianas. Como sacerdote y profesor universitario, tendré que leer y corregir las tesis de mis alumnos durante las próximas semanas. ¡Y pretendo ver a cada uno de ellos después de las vacaciones de Navidad!

El hombre no puede vivir sin cuestionarse sobre el fin del mundo y sobre una realidad más duradera de la que vivimos todos los días. ¿Por qué?
Los que se cuestionan sobre el sentido de la vida y reflexionan sobre el fin del mundo pueden dirigirse a los textos filosóficos y teológicos que se ocupan de estas cuestiones desde el inicio de la historia. Los judíos y los cristianos comparten muchos pasajes bíblicos que tratan temas fundamentalmente existenciales sonbre los que se puede meditar y reflexionar. Dios creó el cosmos y todo lo que contiene con amor. Los primeros versículos del Génesis lo demuestran de manera muy clara y bella. Fuimos creados, efectivamente, para el cielo y Dios desea verdaderamente nuestra felicidad, nuestro bienestar y nuestra salvación final.

En la época de San Pablo, la gente creía que el fin del mundo estaba muy cerca…
Para él y para sus comunidades, el fin del mundo había comenzado gracias al evento de Cristo. Además, creían que la realización final del plan divino habría llegado muy pronto, dentro del arco de sus vidas. Nosotros, naturalmente, no sentimos la misma urgencia, y el paso del tiempo (dos milenios) ha enseñado a la Iglesia que el tiempo de la Evangelización debe continuar.

Las personas y muchos movimientos cristianos “herejes” han previsto el fin del mundo en muchas ocasiones. ¿Cuál es la opinión de la Iglesia católica sobre estas previsiones?
Ha habido periodos en la historia en los que las personas tenían un ansia particular y un terror apocalíptico, especialmente hacia el año 100, pero también en el año 2000, cuando se desencadenó la histeria por el fin del milenio. Falsos profetas predicaban y anunciaban el inminente final. La Iglesia, naturalmente, solo puede repetir las palabras de Jesús mismo: estar en guardia, pues no sabemos cuándo será el momento. Alrededor de 20 años después de la muerte y Resurrección de Jesús, San Pablo exhortó a la sobriedad y a la cautela. Hoy en día la Iglesia sigue haciendo lo mismo.

Sin embargo no logramos no pensar en el fin del mundo y en las “últimas cosas”, a pesar de saber que la “profecía” de los mayas y de otros son supercherías...
Reflexionar sobre las “últimas cosas” es fundamental en nuestras vidas de cristianos… Nos recuerda que somos criaturas, que somos mortales y que formamos parte de un plan divino mucho más grande. Los cristianos deben creer en la bondad del plan de Dios y confiar en ese plan, tratando, mientras tanto, de hacer el bien y de amar al prójimo como a sí mismos. Amor que se expresa a través del servicio. Amor que exige sacrificios. Amor que se hace concreto solo si estamos dispuestos a poner manos a la obra y hacer nuestra parte.
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