Jueves, 26 de diciembre de 2024

Religión en Libertad

«El molino y la cruz» es una película visualmente única

«Lo políticamente correcto es dar la espalda a lo religioso», señala el director Lech Majewski

«Lo políticamente correcto es dar la espalda a lo religioso», señala el director Lech Majewski
La película de Majewski tiene valor espiritual, si se sabe ver

Ver el cuadro del siglo XVI «Camino al Calvario» se convierte en una experiencia distinta después de entrar en él con esta película. Dios nos observa desde su molino en lo alto. Pero históricamente la película asume cierta leyenda negra.

Pablo J. Ginés/ReL

Lech Majewski es un director de cine polaco, con una firme trayectoria desde 1981 en Inglaterra y Estados Unidos, y un gran amor por la pintura desde su juventud.
 
En 2004 ya filmó una película sobre El Jardín de las Delicias de El Bosco. Pero hace cuatro años leyó un libro del crítico de arte Michael Francis Gibson sobre el cuadro del pintor flamenco Peter Brueguel, "Camino del Calvario". Y decidió convertir el cuadro, probablemente de 1564, en una película. Se llama como el libro de Gibson: "El molino y la cruz".

Desde el punto de vista visual "El molino y la cruz" es, como suele repetirse en las reseñas, "hipnótica". Es novedosa, una esperiencia cinematográfica nunca antes vista. Solo por eso ya vale la pena.

Símbolos muy poderosos
Desde el punto de vista espiritual, hay símbolos muy potentes recogidos del cuadro y el libro. La horca y la rueda de curiosos que van a una ejecución en equilibrio con un árbol y una ciudad llena de vida... El molino inaccesible, en el Cielo, desde donde Dios el molinero contempla el mal del hombre. Varios cientos de personajes ajenos a lo que sucede entre ellos: que Cristo, el hombre-Dios, va a ser ejecutado. Dulzura y amor en la imagen de la Virgen y la Magdalena.

Pero la película añade algunos detalles, que como Majewski admitió a ReL, vienen de su fuente casi única: el libro de Gibson. En el original en inglés, se ve que los guardias que ejecutan a Jesús hablan en español muy correcto. ¡La lengua del mal!

Unos monjes acompañan a una mujer a una fosa y la entierran viva en una escena inquietante y perturbadora. Unos jinetes de rojo toman a un hombre joven, sin causa aparente, y lo apalizan y cuelgan sobre un palo. En el Dossier de Prensa que están repitiendo los periodistas, Gibson dice que "el Duque de Alba exterminó entre 50.000 y 100.000 sospechosos y oponentes al régimen" y llama a la presencia española en Flandes "ocupación".

Errores históricos y leyenda anti-española
Los errores históricos son varios. Señala un especialista en la época como Perez Zagorin (en Looking for Pieter Bruegel) que los jinetes de rojo eran valones, es decir, mercenarios francohablantes del sur de Flandes, contratados como policía y efectivos antidisturbios en las ciudades rebeldes del norte, que hablaban holandés. Estos "roode rocx", "chaquetas rojas", como les llamaban los holandeses con odio, deberían hablar por lo tanto francés.

Además, no tiene sentido insistir en "lo malos" que eran los españoles en la época del cuadro, que es un par de años anterior a la llegada del Duque de Alba. Incluso con el tribunal de Tumultos que instituyó el Duque de 1567 a 1576, según el historiador Jonathan Israel sólo se ejecutó a 1.000 personas, muy lejos de las 50.000 o 100.000 que repiten los periodistas (españoles y extranjeros) dossier en mano.

Otra cosa es contar a las víctimas de ciudades saqueadas en guerra, pero aquí el tema en disputa era la represión legal y oficial. Hay que tener en cuenta que el Ejército de Flandes se amotinó, según los historiadores, 45 veces entre 1572 y 1609, con horribles saqueos como el de Amberes, en el que las tropas mercenarias (que incluían españoles pero también valones, franceses, alemanes e italianos) quemaron mil casas y mataron a 8.000 ciudadanos. Pero estos son hechos posteriores al cuadro, anterior a la llegada del duque de Alba.

Y es injusto hablar de "ocupación", cuando Felipe II y antes Carlos V eran los reyes legítimos del país. El dossier de prensa de Majewski y el libro de Gibson, más que la película en sí -aunque también ésta- perpetuan acríticamente una Leyenda Negra que tiene ya cinco siglos.

Con todo, en nuestra entrevista con Majewski hablamos más bien de temas de arte y de sus símbolos religiosos, y él se mostró muy reacio a hablar de su propia espiritualidad y mucho más dispuesto a criticar a las religiones "en general" por "no estar a la altura".

- Señor Majewski, a los directores polacos les solemos preguntar: ¿por qué en Europa no se hacen películas sobre la persecución comunista contra los cristianos?

- Hay al menos dos películas sobre el padre Jerzy Popieluszko: la moderna y la de Agnieszka Holland. Y sobre el comunismo hay alguna más en Polonia. ¿Por qué no hay más en Europa? Supongo que faltan dinero y productores con ganas. Es un hecho que lo políticamente correcto hoy es dar la espalda a lo religioso y que el cine huya de la espiritualidad. Esta Europa que rechaza sus raíces cristianas quiere lobotomizar su pasado. Yo, al visitar el Museo del Prado, lo que veo es que Jesucristo es el protagonista de la mitad de los cuadros. No tiene sentido fingir que el pasado no existe. Todavía no nos hacen estudiar el Libro Rojo, pero estamos de camino, parece.

- Usted dejó Polonia en 1981, en época comunista...

- Es fácil ser comunista como Sofía Loren en Italia o Niemeyer en Brasil... de hecho, hay dos formas de ser de izquierdas: los que no han vivido de verdad bajo lo que es el terror rojo, como las izquierdas occidentales, y los que lo vivieron pero se beneficiaron, las élites del Partido.

- Su película recupera un cuadro del siglo XVI...

- En el arte antiguo se exigía habilidad, oficio y esfuerzo intelectual, un simbolismo, unas metáforas... Es lo que encuentras en El Bosco, en el Museo del Prado, y también en Peter Brueguel. Ese simbolismo los hace siempre actuales. Pensemos en El Carro de Heno, de Brueguel. Allí aparece Cristo, en lo alto, casi no se ve. Tiene vida espiritual. En el arte moderno esto se ha ido evaporando.

- El espectador de hoy, de imágenes trepidantes, ¿puede pararse a ver un cuadro?

- Pensemos en los jóvenes de hoy, con sus videojuegos. Les dan puntos por disparar y matar muy rápido, por actuar sin pensar. Les dicen: ¡dispara a todo lo que se mueva y si eres bueno te subimos un nivel! Los entrenan para no pensar. Pero para entender un cuadro hay que pararse, pensar, contemplarlo.

- ¿Por qué este cuadro?

- Yo ya estaba fascinado por las pinturas de Brueguel cuando era adolescente. Es un genio como narrador. Hace algo revolucionario: te cuenta la historia escondiendo al protagonista. Es como Hamlet, en el teatro: que hablan de él en un acto, en el siguiente, pero él no aparece. Brueguel pinta a Cristo, pinta la Caída de Ícaro, pinta a Saúl. Son perdedores, y los esconde, casi no se ven... Son fracasados: Ícaro en el agua, Saúl perdido entre las tropas, Cristo azotado... Pero también sabemos que triunfaron: nadie olvidará que Ícaro voló, nadie olvidará a Cristo.

Lo que Brueguel te dice es esto: estos grandes personajes que hicieron grandes cosas, caerían a tu lado, y tú ni te enterarías. Es su tema.

En "Camino al Calvario", el cuadro de la película, se ve al Molinero en su molino, muy pequeño allí arriba. Es el sitio destinado a Dios. Allí ve a los hombres. Y sufre por lo que ve. Además, el artista tiene conexión con Él. ¿Quién para el tiempo: Dios o el artista? No lo sé. Pero aquellos que captan la esencia del tiempo y lo "congelan", lo "conservan" en su arte, son demiurgos. El arte antiguo sabía que los artistas captan algo divino. En cambio, en el arte moderno sólo existe la libertad del artista, que quiere hablar sólo de sí mismo, que te muestra una tontería y si no la entiendes te dice que allá tú, que la culpa es tuya y que él simplemente se expresa como quiere.

- ¿Qué expresa la extraña danza en corro, al final de la película? ¿Es una danza de muerte o de vida?
- No lo sé. Lo dejo abierto. No me gusta manipular demasiado al público. Aunque la música es mía, la compuse yo. Un espectador me dijo que le sugería una danza de la muerte junto al cadalso.

- Usted critica el cine moderno pero su película es muy innovadora...

- Acabo de participar en el Festival de Cines Modatac de Madrid, que es un festival de arte experimental. ¡Me gusta la experimentación! Estamos aprisionados por el cine norteamericano comercial. Son historias sin sentido. Fíjese en Matrix: todo es inmaterial. Creo que las películas que escapan de la realidad humana son malas películas.

- Dios es el Molinero. ¿Qué más quiere usted decir sobre Dios?

- No podemos decir ni una palabra sobre Dios. Somos demasiado limitados para ello. Podemos a veces sentir lo divino. Podemos tener iluminaciones, chispazos de lo divino. Pero es algo extremadamente individual. Ni siquiera creo que ningún artista tenga una especial ventaja en esto.

- En su película se ve mucho el cielo, unos cielos asombrosos, enormes...

- Fuimos a rodar a Nueva Zelanda buscando sus magníficas nubes. La Isla Sur en maorí se llama "Isla de la Larga Nube". Son nubes y cielos especiales, con aire que viene de dos océanos. En mi película hay todo ese cielo porque ¡el cielo es interesante! Y hay muchas ventanas que muestran el cielo, porque son ventanas en la prisión de la realidad.

- La familia del pintor no aparece en el cuadro, pero sí en su película...

- La familia del pintor sale en la película porque estaba en la vida de Brueguel. Él es nuestro guía, y por eso vemos a su esposa, que era muy joven, con todos esos niños. Incluso se ve cómo acogen a los niños de los vecinos en casa. Dos de sus hijos llegaron a ser pintores, aunque no les formó su padre, porque murió antes.

- ¿Tiene algo que decir de la Pasión de Mel Gibson?

- No. Me influyó más el "Evangelio según San Mateo" de Pasolini. Creo que es una influencia muy fuerte y se ve.

- ¿Por qué los malos hablan español? ¿No serían mercenarios valones o de otros países? ¿Cuál fue su documentación histórica sobre los hechos?

- El libro de Michael Francis Gibson fue mi fuente de documentación. Mmm... Y no leí mucho más. Los españoles fueron muy crueles en Flandes. Es así, fueron muy malos. Es lo que hay. Por otra parte, en la película no hay un punto de vista protestante o católico, pero sí religioso. La aplicación religiosa de lo espiritual tiende a ir contra el significado real de la religión. Hay gente que discute por su forma de entender a Dios. Pero son como hormigas que intentaran entender la esencia del ser humano.
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