Viernes, 22 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

Pero lo difícil es convertir a los musulmanes


En las primeras dos semanas del sínodo sobre la evangelización, siete obispos rompieron el silencio respecto a un argumento tabú: el de las conversiones del Islam al cristianismo

por Sandro Magister

Opinión

Quizás no todos se lo esperaban, pero la cuestión islámica ha sido una de las más mencionadas en las reflexiones que ocuparon las dos primeras semanas del sínodo sobre la nueva evangelización.

Hizo mucho ruido la filmación que el cardenal ganés Peter Turkson, presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, mostró a los padres sinodales durante la asamblea general del sábado 13 de octubre. Una filmación encontrada en YouTube que denunciaba con crudeza, y con datos no verificados, la avanzada demográfica del Islam también a expensas del cristianismo. El purpurado se disculpó posteriormente.

También hizo ruido el anuncio de la visita a Siria, querida por Benedicto XVI, de una misión sinodal presidida por el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone. De esa visita no se conocen por ahora las fechas y la agenda del viaje.

Por el contrario, pasó desapercibido lo que han dicho muchos prelados respecto a un tema que es en general tabú en el discurso público de la Iglesia Católica: el de las conversiones del Islam al cristianismo.

El tema fue afrontado por una media docena de prelados de otros tantos países, quienes han ofrecido informaciones y análisis en cierto sentido inéditos.

El primero que habló de la cuestión ha sido el obispo asuncionista Louis Pelâtre, vicario apostólico de Estambul, en Turquía.

"En ciertas circunstancias – ha explicado el prelado originario de Francia -, el anuncio de Jesucristo es también posible. El Catecismo de la Iglesia Católica ha sido traducido al turco con otras publicaciones. La generación joven se instruye sobre la fe cristiana a través de Internet. No teniendo acceso prácticamente a las radios y televisiones públicas, se pueden utilizar las redes privadas, mucho más utilizadas por los protestantes que por los católicos. De aquí la necesidad de obreros bien preparados y cualificados para la misión que nos espera. Este apostolado específico no se puede atender con la buena voluntad y la improvisación”.

Por su parte, el jesuita Paul Desfarges, obispo de Constantino y de la antigua Hipona de san Agustín, en Argelia, también él de origen francés, hizo notar que el diálogo islamismo-cristianismo está puesto hoy a dura prueba "a causa de las corrientes fundamentalistas", pero "también a causa de una nueva situación, que si bien causa alegría, provoca sufrimiento en las personas".

Explicó que "en algunos de nuestros países, gracias a nosotros, se acoge a algunos fieles que vienen de familias musulmanas. En general, ellos se estaban cuestionando interiormente desde hacía mucho tiempo. Estos nuevos discípulos a veces son rechazados u obligados a una grandísima discreción dentro de sus propias familias. Pero con el tiempo, descubren que su historia espiritual con Dios comenzó con su conversión y que el Espíritu los ha guiado a través de alguna persona musulmana de su entorno que encarnaba unos valores espirituales y humanos. Estos discípulos nos recuerdan también que el diálogo de vida está en el corazón del testimonio del Evangelio”.

El argumento de las conversiones del Islam fue tocado también por el líder de la más sustancial comunidad católica meridional, el patriarca maronita Béchara Boutros Rai, quien reside en el Líbano.

Dijo que "en los países árabes se realiza la evangelización de una forma indirecta, es decir, en las escuelas católicas, las universidades, los hospitales y las instituciones sociales que pertenecen a las diócesis o a las órdenes religiosas, y que están abiertas tanto a los musulmanes como a los cristianos. La evangelización indirecta se efectúa sobre todo a través de los medios de comunicación social, principalmente católicos, que transmiten las celebraciones litúrgicas y diversos programas religiosos. Se habla, entre los musulmanes, de conversiones secretas al cristianismo”.

Particularmente articulada ha sido también la reflexión del arzobispo Joseph Absi, auxiliar y Protosincelo en Damasco de los greco-melquitas, en Siria, quien ha destacado " la apertura de ciertos musulmanes al cristianismo, ayudada, sin duda, por los actuales medios de comunicación” y al hecho que “algunos de ellos han llegado incluso a descubrir en Cristo el rostro amoroso de Dios Padre”.

Pero si bien "los musulmanes no logran distinguir entre cristianos y occidentales, porque no distinguen entre lo que es religioso y lo que es político y social”, sucede que el comportamiento de los occidentales, sobre todo a nivel cultural y político, "perjudica, de manera general, la sensibilidad religiosa y nacional de los musulmanes, sus valores, su ética y su cultura” y en consecuencia representa " un obstáculo a su apertura al cristianismo y a su eventual evangelización".

Efectivamente, explicó, "la mayor parte de los musulmanes están convencidos de que el relajamiento de las costumbres, la explotación de los pueblos débiles y pobres y el desprecio de la religión musulmana que ellos encuentran en los occidentales, provienen de los cristianos o de cristianos”. De allí que surge la pregunta sobre "¿cómo y qué hacer para impedir que los musulmanes no confundan cristianismo y Occidente, cristianos y occidentales, y no se sientan engañados ni defraudados?”. Y el pedido al sínodo para que reflexione sobre esta cuestión, “para saber cómo hacer para evitar, en lo posible, las tensiones y malentendidos, y qué hacer para que los musulmanes sean más receptivos por lo que se refiere a la Iglesia y el Evangelio”.

De acercamiento o conversión de musulmanes al cristianismo no han hablado solamente prelados de países árabes, sino también pastores provenientes de África o de Europa.

El lazarista italiano Cristoforo Palmieri, obispo de Rrëshen, en Albania, habló ciertamente de la urgencia de "la evangelización para con los hermanos musulmanes que tenían y siguen teniendo raíces cristianas, y que se muestran abiertos al anuncio”.

Mientras que Raphaël Balla Guilavogui, obispo de N´Zérékoré, en Guinea, reveló cómo en las jornadas diocesanas de la juventud, organizadas en su país, "participan también musulmanes".

Particularmente dramática es la constatación de John Ebebe Ayah, obispo de Ogoja, en Nigeria, quien ha subrayado cómo "muchos de nuestros hermanos y hermanas musulmanes desean convertirse a la fe Cristiana, pero no pueden hacerlo ante el temor de perder sus vidas".

En una entrevista en Radio Vaticana, en idioma francés, efectuada el 16 de octubre, el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, ha manifestado que "el gran problema está en el hecho que, en los países donde la ley musulmana es la de la mayoría, hasta hoy ningún musulmán acepta que la libertad de cambiar de religión, o de elegirla, está escrita en un texto jurídico".

Y agregó: "En todas mis conversaciones con los musulmanes, muchas veces bien dispuestos, esto ha sido un argumento tabú".

Por el contrario, el derecho de cambiar de religión está desde ahora pacíficamente adquirido en el mundo de tradición cristiana. Con resultados a veces sorprendentes como la oleada de conversiones al Islam que se está registrando en Haití, señalada por Associated Press y objeto de noticia también en "L´Osservatore Romano".
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