Un obispo maronita habla de «éxito» sólo por el hecho de que el Papa haya ido al Líbano

El obispo maronita de Batroun ha sido entrevistado por el diario Avvenire en su edición de este viernes en relación con la visita de este fin de semana de Benedicto XVI al Líbano. Mounir Khairallah asegura que si el Pontífice ha elegido precisamente este país es porque “el Líbano ofrece un ejemplo, y de esto son conscientes también nuestros compatriotas musulmanes”. El prelado afirma además que los líderes musulmanes retoman en sus discursos muchos de los eslóganes que Juan Pablo II lanzó en su momento en su memorable visita en 1997: “El Líbano mensaje, el Líbano modelo de convivencia, el Líbano del pluralismo y del respeto de la diversidad religiosa y cultural… Esto significa que esperan que el Papa vuelva aquí para afirmar el papel de los cristianos”.

Cuando el Sínodo sobre Oriente Medio tuvo lugar aún no había comenzado la primavera árabe, y por tanto ahora el contexto regional ha cambiado radicalmente. Sin embargo, para el prelado la misión de los cristianos es siempre la misma: “Dar testimonio de amor, de apertura al otro, de respeto a la diversidad y de pluralismo”. Y todo esto, según monseñor Khairallah es más urgente que nunca. “Si queremos asistir a una verdadera Primavera Árabe tenemos que garantizar a todos la libertad de opinión, de expresión y de conciencia”, subraya seriamente, “y además asegurar a los cristianos, los mismos derechos y deberes, como ciudadanos autóctonos y auténticos".

¿Supervivencia o testimonio?
Pero, ¿no parece excesivo pedir a los cristianos dar testimonios cuando su primera preocupación debería ser quizá la supervivencia en estas zonas? “Nosotros los cristianos”, asegura tranquilamente, “no tenemos miedo, ni por nuestra presencia ni por nuestro papel. La presencia no depende del número, sino más bien de la cualidad de nuestro testimonio”.

Pero, continua monseñor Khairallah, existe otra elección significativa. “El Papa llega el 14 de septiembre, día de la Exaltación de la Santa Cruz, un día que los cristianos orientales celebran con gran solemnidad porque representa la victoria de la Cruz, que es amor y perdón conjuntos sobre la muerte”, explica.

También su propia historia personal de Cruz y perdón
Precisamente para el obispo maronita estas palabras, Cruz y perdón, tienen un significado no sólo generalista, sino que le tocan en lo más profundo de su vida personal, porque sus padres fueron asesinados en 1958. Su tía, que era monja y había cuidado de él y de sus hermanos, siempre les recordaba que debían rezar no tanto por sus padres como por su asesino. “Cuando he contado esta experiencia personal delante de los prófugos chiítas acogidos en mi diócesis”, cuenta emocionado, “muchos han captado el valor cristiano del perdón”.