La circuncisión... ¿el mejor remedio contra el sida?
por En cuerpo y alma
Hace unos días traíamos a esta columna el caso del juez alemán que en una sentencia exponía la necesidad de prohibir la circuncisión que determinadas religiones, judaísmo e islam aunque de distinta manera, imponían a sus fieles. Pues bien, a los motivos culturales y religiosos que se oponían a la sentencia del juez alemán, los cuales han podido conocer los lectores de esta columna, se añade habría que añadir otros que probablemente molesten aún más a cuantos como este señor no tienen otro objetivo en su vida que el de decirnos a los demás como tenemos que comportarnos para ser tan modernos como ellos.
Hillary Clinton en la Conferencia Internacional de Sida 2012 |
Y es que según han expuesto numerosos ponentes en la Conferencia Internacional de Sida 2012 que ha tenido lugar en Washington, una de las formas más efectivas de combatir el avance de la epidemia de sida en el mundo es la circuncisión. De hecho, la propia secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, ha anunciado que Estados Unidos donará 40 millones de dólares para mejorar la técnica y conseguir que llegue a más gente.
“Tres experimentos en Kenia, Ruanda y Sudáfrica han demostrado que la circuncisión masculina proporciona un efecto protector contra la adquisición del VIH por transmisión sexual entre un hombre y una mujer. Actualmente estamos trabajando en un total de trece países africanos. Estos informes se publicaron en los años 2005 y 2007”, ha señalado Karin Hatzold, doctora residente en Zimbaue y responsable del área de VIH de Population Services International (PSI), que también participó en la charla. “Otros estudios desde entonces, especialmente en Kenia, hablan de una reducción del riesgo de hasta un 70%”, añade.
El método se aplica desde hace tres años en Suazilandia. El país africano, con una población de 1.200.000 personas, tiene la mayor tasa de infectados por VIH a nivel mundial (un 25,9%, ahí es nada). El programa piloto realizó hasta 2011 un total de 1.300 intervenciones y los resultados concluyeron que la circuncisión masculina voluntaria “reduce el riesgo de transmisión sexual del virus de mujeres positivas de VIH a hombres en un 60%”, según ha asegurado Paul De Lay, director de UNAIDS.
Las razones médicas para que esto sea así las explicó Anthony Fauci, director del Instituto de Salud de Estados Unidos:
“Cuando [durante el acto sexual, se entiende] se retira la piel exterior del pene [el prepucio], aparece en la superficie una mucosa que no es tan resistente como la piel normal del cuerpo, muy fina, frágil y propensa a sufrir lesiones microscópicas que el ojo humano no alcanza a ver. Es una puerta de entrada muy accesible para el virus, ya que las células que están inmediatamente en contacto con el pene son células muy expuestas que facilitan que la infección pase al cuerpo. Si eliminamos esta piel externa, la que se crea es más resistente”.
El procedimiento cuenta, además, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud, UNAIDS y en países con un alto índice de infectados por sida.
“UNICEF también avala la circuncisión en niños recién nacidos e incluso aconseja implantarla en paralelo a la adulta”, explicó De Lay. Y es que según los expertos, realizar la circuncisión a edades tan tempranas no sólo coadyuva a la protección de los chicos cuando comienzan su vida sexual activa, sino que les protege también de infecciones urinarias y fimosis, problemas que pueden llevar a complicaciones futuras que requieran una intervención quirúrgica.
Llama la atención el “fregao” en el que se metió un juez alemán con ínfulas de hipermoderno ingeniero social –la sociedad occidental los produce como hongos-, que incluso se aventuró a utilizar un medio absolutamente inapropiado a los efectos como es una sentencia judicial, al que la contestación no le viene ya desde las huestes intolerantes, osadas y retrógadas de los que oponen razones basadas en algo tan carca y faccioso como la tradición y la religión, sino desde el mundo del más vanguardista progresismo, y no se fundamenta en otro tipo de motivos que los estrictamente relacionados con la salud pública. Imagino que al juez alemán, ésta, le ha dolido.
©L.A.
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