En el aniversario de su autor, Almas Ardiendo, prologado por Gregorio Marañón
León Degrelle, fundador del Rexismo belga [*] , fallecido el 31 de Marzo de 1994 es el autor de Almas Ardiendo, bellísmo libro espirtual que, con motivo de su aniversario del paso a la Casa del Padre, quiero compartir.
Indice
CORAZONES VACIOS
Agonía del siglo.
Vida recta.
MANANTIALES DE VIDA
La tierra original.
Corazones y piedras.
El despertar de la carne.
Vocación de la dicha.
Tiempo de Navidad.
LA CONGOJA DE LOS HOMBRES
Los ciegos.
Perfil del dolor.
Los santos.
Crucifixión eterna.
Nadie.
Haber amado mal.
LA ALEGRIA DE LOS HOMBRES
Fuertes y duros.
El precio de la vida.
Renunciación.
El poder de la alegría.
Soñar, pensar.
La paciencia.
La obediencia.
La bondad.
Beata Solitudo.
La grandeza.
SERVICIO DE LOS HOMBRES
La gran retirada.
Domar los corceles.
El cielo apocalíptico.
Luces.
Intransigencia.
Nuestra cruz.
EL DON TOTAL
Reconquista.
Flotilla de almas.
Cimas.
http://www.arbil.org/AlmasArdiendo.pdf
(Apretar sobre la portada para abrir el texto)
Prólogo de Gregorio Marañon
¿Prólogo? No. Sólo unas líneas para decir a los hombres de mi lengua que pasan y que me quieran escuchar, que lean las páginas, breves y anhelantes como latidos, del libro en cuya portada las estoy escribiendo.
Yo no admito, no he admitido, ni admitiré jamás, que los hombres podamos alejarnos los unos de los otros más que por motivos profundos y permanentes. Y aún esa profundidad y esa permanencia hay que aquilatarla tanta que casi nunca, si se es leal con la verdad, acaban por ser suficientes.
Y claro es, que los motivos de orden político, por envueltos que nos parezcan en la pasión y en el humo y la sangre de las revoluciones y de las guerras, no son nunca otra cosa que circunstancias. Circunstancias que, de la piel adentro, no pueden contar, que no deben tener acceso a la morada recóndita en la que la conciencia elabora su juicio definitivo sobre las cosas y sobre los hombres.
Y digo esto para explicar a los que fueran capaces de extrañarse que sea yo el que alabe y presente este libro, centelleante como una llama, en el que cuenta su vida, la de fuera y la de dentro, un hombre cuya trayectoria social está separada de la mía.
Y añado que no tiene esta explicación nada de excusa, porque no la merecerían los que pretendieran perdírmela, y no la merecerían por el sólo hecho de intentarlo. Estas palabras mías, llenas de amistad, son sólo un gesto de liberación; gesto que, aun siendo mío y por tanto humilde, supone una lección que necesitan, ante todo, si el mundo ha de marchar por buen camino, los que se creen, sin serlo, liberales.
Es un gusto profundo y consolador comprobar, y se comprueba siempre que se quiere, que el hombre que piensa de otro modo es como uno mismo y como cualquier otro que tenga los ideales que le plazca. Basta que nos despojemos del disfraz con que andamos por la vida y hablemos, en silencio, de lo que pasa en nuestro corazón.
El corazón, si se le deja solo, es, siempre, casi igual a todos los demás corazones.
¿Quién lo podría dudar leyendo, por ejemplo, las páginas de este libro tituladas «El corazón y las piedras»?
Páginas de insuperable hermosura y patetismo humano, llenas de esperanza de un mundo común y mejor, para las cuales, dentro de nuestras fuerzas, hemos pulido, como el oro en que se va a engarzar una esmeralda, nuestro más alado y más noble castellano.
Gregorio Marañon
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[*] A comienzos de los años ´30 León Degrelle se afilió a Acción Católica y comenzó a trabajar para una pequeña editorial católica llamada Christus Rex (en latín, «Cristo es rey»), que publicaba un periódico homónimo.
Degrelle, formado en periodismo y de pluma entrenada en la revista estudiantil XX Siècle, escribía sus propios discursos políticos. De esta época data su estrecha amistad con el famoso dibujante George Remi, conocido como Hergé, cuyo cómic Tintín ilustraba sus publicaciones.
Viajó a México como corresponsal para cubrir la Guerra Cristera que se libraba entre la Liga Nacional para la Defensa de la Libertad Religiosa y el gobierno mexicano, que de acuerdo a la Constitución de 1917 había impuesto restricciones a la injerencia del clero en la política y la vida pública.
El grito de guerra de los cristeros, «¡Viva Cristo Rey y Santa María de Guadalupe!», impresionó profundamente a Degrelle, quien a su regreso en 1934 fundaría Les Editions de Rex y empezaría a movilizarse en el Partido Católico belga para promover un curso de acción más militante.
El fracaso de sus acciones dentro del PCB y el franco rechazo con el que se recibió su postura en una reunión de la cúpula política del partido en Kortrijk en 1935 lo llevaron a separarse de éste.
Al año siguiente, y denunciando lo que considera «corrupción» de los partidos existentes —incluyendo al Partido Católico de Bélgica fundó el Partido Rexista.
Su programa era fuertemente popular e incluía denunciar la injerencia de las grandes empresas y la banca en la economía y la política belgas.
El 24 de mayo de 1936 participó por primera vez en las elecciones, en las que obtuvo 21 diputados y 12 senadores (11,49% de los votos). La sección flamenca también tendría representación, tras conseguir 72.000 votos. En 1937 mejoró su actuación, obteniendo un 19% de los sufragios.
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