De la mujer que ha quemado la casa de su ex
por Luis Antequera
Imagen del estado de la casa tras el incendio. Europa Press. |
Pues bien, agentes de la comisaría de Santiago de Compostela han detenido a una mujer de 27 años vecina de la localidad de Ribeira (La Coruña) como presunta autora de incendiar la vivienda de su ex-pareja. Los hechos ocurrieron el 25 de diciembre del pasado año, cuando el fuego producido en un piso de la zona de Fontiñas hizo precisa la presencia de bomberos para sofocarlo y la investigación iniciada por éstos indicaba la probabilidad de que el fuego hubiera sido intencionado, sospecha que corroboró después la policía científica.
Las pesquisas policiales se centraron en el entorno personal del denunciante, del que formaba parte la detenida. Al analizar los movimientos que ésta realizó el día de autos, se obtuvieron las pruebas que corroboraron su intervención, entre las cuales, el hallazgo en su poder de los efectos sustraídos del interior de la vivienda siniestrada: prendas sin estrenar del agredido, teléfonos móviles, etc.. (como ven Vds., hasta en más pasional de los crímenes queda siempre un huequecito para sacar algún provechillo).
Esta es la triste realidad de la violencia doméstica en España, enfocada al día de hoy desde una perspectiva absurda, torticera y malintencionada que la reduce a la que un hombre ejecuta contra una mujer, convirtiendo de este modo, a aquél en el “sospechoso habitual” del que hablaba la película Casablanca, y a ésta en la víctima propiciatoria, nívea e incapaz de todo mal, cuando en una sociedad en la que es un hecho contrastable que la mujer delinque menos que el hombre, el delito de maltratar a un hombre es, precisamente, uno de los que con mayor frecuencia practica la mujer. ¡Pero ah amigo! Tal es el precio que hubo de pagar en su día un gobierno carente de formación, de proyecto, de materia gris y de ideas por poseer una ideología, aunque fuera de alquiler, la cual le fue proporcionada, a precio exorbitante eso sí, por el feminismo radical, un movimiento que visto lo visto, no sé si se plantea la igualdad de las mujeres con los hombres, por la que estamos todos, o el sometimiento del hombre a la mujer(1).
He oído hablar de la derogación y reforma de muchas leyes por el nuevo Gobierno de la nación. Hora es ya de que alguien (y ese alguien no puede ser sino la ministra de Sanidad e Igualdad) se ponga manos a la obra y acabe con esa obra de arte de la estulticia que es la Ley de tratamiento integral de la violencia de género, una ley que no sólo es injusta y discriminatoria, sino que, para colmo de males, ni siquiera ha servido para combatir el problema para el que se la aprobaba sino que lo ha agravado sensiblemente.
(1) Un fenómeno que, al fin y al cabo, conocemos bien en España. También nos dijeron los nacionalistas de las regiones bilingües que lo único que pretendían era equiparar las lenguas vernáculas al español y hoy comprobamos que su verdadera intención es que dichas lenguas sojuzguen a la lengua común.
©L.A.
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