De la Virgen de la Almudena, patrona de Madrid, que celebramos hoy: un poco de historia
por Luis Antequera
Celebramos hoy los madrileños la festividad de nuestra patrona, la Virgen de la Almudena, que por cierto, da nombre a la catedral de la villa y corte. Una catedral que como se sabe, no fue consagrada hasta el año 1993, poniendo fin a la chocante situación por la que una de las grandes capitales de la cristiandad, desde la que irradió una de las obras más importantes jamás acometidas por la Iglesia, la evangelización de todo un continente, el americano, no tenía catedral. Bien que dicha excepcionalidad fuera subsanada con otra no menos especial: la consagración de la catedral por todo un papa, Juan Pablo II, privilegio del que no puede presumir ninguna otra catedral española ni, probablemente, fuera de Italia, en el mundo.
La Virgen de la Almudena es oficialmente proclamada Patrona de Madrid en agosto de 1908, mediante decreto soberano emitido por el Papa Pío X. Un nombramiento que es confirmado y extendido a perpetuidad por el Papa Pablo VI el 1 de junio de 1977 mediante breve pontificio.
No hacen los pontífices sino consagrar o confirmar lo que es una situación fáctica muy anterior, y de la que ha llegado a nuestros días no poca fehacencia. Así, consta en un documento del archivo de la Catedral de Madrid que en el año 1640 se manda publicar y colocar por la villa y corte, un edicto que reza de la siguiente manera:
“Presidiendo en la silla Apostólica, nuestro muy Santo Padre Urbano Octavo en el año décimo sesto de su pontificado, y Reinando en España Nuestro Príncipe y Monarca Phelipe quarto el grande y siendo corregidor de esta villa de Madrid, D. Juan Ramírez Fariñas. La muy Noble y Coronada Villa de Madrid, agradecida de los veneficios y mercedes que cada día recive de la Santísima y Antiquísima Imagen de Nuestra Señora Santa María la Real de la Almudena, su Patrona, haviendo ocho días antes impreso papeles con la invención de sus armas, aclamándola por tal Patrona, y fijándolos como es costumbre por todas las Iglesias y partes publicas sin contradicción alguna, este dicho día veintiséis de Agosto de dicho año, haviendo juntado lo ilustre de la Comunidades de dicha Villa y todo el aplauso del publico”.
Una placa de metal incluso anterior, del año 1616, conservada asimismo en la Catedral, recoge estos versos:
“Que si bien se considera
Virgen pura y excelente,
Vos en Madrid solamente
fuisteis la imagen primera
que reverencio su gente.”
Con estos antecedentes, el 8 de septiembre de 1646, el Concejo de la villa de Madrid proclama solemnemente a la Virgen de la Almudena “Protectora e Intercesora para siempre jamás”.
No es ésta, sin embargo, toda la vinculación de la Almudena para con la villa y corte de Madrid, una vinculación que cabe retrotraer a mucho antes. Hasta 1865 en que es derruída para posibilitar las obras de prolongación de la calle Bailén y de ensanche de la calle Mayor, existió en Madrid en la confluencia de las actuales Mayor 88 con Bailén 19-21, muy cercana pues a la actual catedral, una iglesia de Santa María de la Almudena, de la que existen hasta fotografías, y de la que se pueden contemplar dos magníficas maquetas en el Museo municipal de Madrid. A dicha iglesia, erigida como tantas otras en España, sobre el solar de la mezquita pre-existente en Madrid hasta su definitiva conquista en el 1085, y posiblemente aprovechando parte de sus materiales y estructuras, es a la que, con toda probabilidad, se refieren documentos tan antiguos como el Fuero de Madrid de 1202, que se conserva en el Archivo de Madrid, y también un privilegio emitido por el rey Alfonso X el Sabio en 1265, si bien sólo como iglesia de Santa María, sin advocarla todavía, específicamente, a la Almudena.
En cuanto a la imagen de la Virgen, la que actualmente se venera en la Catedral de Santa María de la Almudena de Madrid data de finales del s. XVI y no es, en consecuencia, la original, mucho más antigua, la cual ardió en un incendio, si bien la actual podría conservar restos de ella.
El hallazgo de la imagen original que genera el culto se atribuye al rey Alfonso VI, conquistador en 1085 de un Madrid que ya no volverá a caer en manos musulmanas. Jesús Junquera Prats, secretario y archivero del Cabildo de la Catedral de Madrid, relata el evento de la siguiente manera:
“El Rey Alfonso VI, en su afán por encontrar la imagen primitiva, organizó una procesión encabezada por su real persona, el clero, la nobleza y el pueblo de Madrid en torno a la muralla, rogando a Dios para que apareciera la Imagen, y al pasar la comitiva ante un cubo de la muralla dedicado a “almudith” (deposito de trigo que los moros llaman “almud”, medida), cayeron varias piedras quedando descubierto el hueco donde se hallaba la Imagen de la Virgen, llamada desde entonces de la Almudena, comprobándose con asombro que las dos velas continuaban encendidas, después de tres siglos, por lo que la Imagen tiene la cara morena”.
El historiador y cronista de Madrid Jerónimo de la Quintana (15701644) en su obra “A la muy antigua, noble y coronada villa de Madrid. Historia de su antigüedad, nobleza y grandeza”, se aventura aún más lejos para explicarnos los más remotos orígenes de la imagen original, en un relato que vemos navegar en las procelosas aguas de la leyenda, no por ello menos hermosas y sugestivas:
“Es tradición antiquísima que la milagrosa imagen de Nuestra Señora de la Almudena fue la principal que se adoró en Madrid, traída a ella de Jerusalén por el apóstol Santiago. En la perdida de España la escondieron los fieles de esta villa en uno de los cubos de la muralla, donde estuvo 376 años”.
Quede pues, cierto o no, el testimonio, con el cual quiero despedirme hoy. No sin felicitar a las muchas almudenas, -preciosa palabra de nuestro extenso acerbo arábigo-, que en el mundo hispánico, y particularmente en la bella capital madrileña, celebran hoy el día de su virgen y de su onomástica.
©L.A.
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