Jueves, 21 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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22h del 31 de octubre, km 6 de la carretera de Madrid a Toledo

por Jorge López Teulón

          Jorge Moro, de Villavieja de Yeltes (Salamanca) y Fernanda Briz, de Santibáñez de Béjar (Salamanca) forjaron, en un hogar profundamente cristiano, el clima propicio para que creciera y se desarrollara la respuesta a la llamada vocacional de varios de sus hijos. Don Jorge fue maestro con un brillante historial de pedagogo en Santibáñez durante 48 años. Murió el 4 de octubre de 1933 en Ávila. El matrimonio engendró siete hijos: tres de ellos se entregaron a Dios; dos de ellos están a punto de ser elevados a los altares, por causa de su muerte martirial: el sacerdote don José Máximo y Sor Modesta, Hija de la Caridad. El tercero, don Santos, fue durante más de treinta años obispo de Ávila.
 
Siervo de Dios José Máximo Moro Briz
Nació el 29 de mayo de 1882 en Santibáñez de Béjar, provincia de Salamanca, y entonces diócesis de Ávila. Realiza sus estudios eclesiásticos en el seminario abulense, destacando, durante todos los cursos, por sus brillantes calificaciones. El Obispo dominico fray Máximo Fernández le ordenará el 24 de septiembre de 1910.
Antes de ser nombrado en 1926 párroco de Cebreros atendió varias parroquias: Santa Lucía en Gredos, Tormellas, Velayos, Navalonguilla, El Barco de Ávila. Su actividad pastoral en Cebreros, donde permanecerá durante 10 años, fue ejemplar e intensa.
Muy de mañana abría personalmente la iglesia. Y en ella hacía su prolongada oración. Su atención a los feligreses era constante, especialmente hacia los más necesitados y, con los enfermos. Durante varios años, dada la importancia de la parroquia de Cebreros, contó con la ayuda de un coadjutor. Lo fue el Siervo de Dios Zacarías Cecilio Martín y Martín. Desde 1928 a 1936.
 
Nació el 5 de noviembre de 1889 en Collado de Contreras (Ávila). Ordenado el 18 de marzo de 1916. Desde julio de 1928 le encontramos ejerciendo como coadjutor del pueblo abulense de Cebreros. Su párroco, el Siervo de Dios Don José Máximo Moro Briz, fue asesinado el 24 de julio de 1936. Don Zacarías debía esperar la misma suerte. En varias ocasiones fue cogido prisionero. Era llevado a la cárcel. Le soltaban una y otra vez, divirtiéndose a su costa los milicianos. También le obligaban a hacer guardias. Según testigos, durante estos días rezaba el Rosario con los presos; confesó a todos, cuando presentían se les acercaba la muerte. El 3 de octubre, según testigos y actas que se guardan en el Ayuntamiento, alrededor de 50 personas son sacados de la iglesia-prisión y bárbaramente asesinados a tiros. Entre ellos don Zacarías. No contentos con arrebatarles la vida, arrastraron y quemaron los cuerpos.
 
El 22 de julio de 1936 recibe las primeras amenazas que ponen en serio peligro su vida. Pero será el 24 de julio, poco después del mediodía, cuando milicianos de la FAI, bien armados, asaltan la residencia del párroco. Don José es conducido a la plaza, junto a la iglesia. En la plaza está ya preparada una camioneta. Le obligan a subir y, en medio de insultos, emprenden la marcha. Él va dentro de la cabina, atrás más de 20 milicianos. Salen de Cebreros por la carretera en dirección al Tiemblo. Recorren pocos metros por dicha carretera. Tienen prisa por matar al sacerdote. Obligado a bajar de la camioneta es colocado junto a la cuneta. Le fallan las fuerza físicas y es sujetado por unos milicianos. Va a empezar el fusilamiento del Siervo de Dios.
Inesperadamente, un tiro encuentra blanco en uno de los propios milicianos con el consiguiente revuelo del grupo. La herida es mortal, don José que lo percibe le da la absolución, siendo éste su último acto sacerdotal.
Con rapidez y con mayor puntería, don José cae muerto. Serían casi las cuatro y media de la tarde. Sus últimas palabras fueron de perdón para sus mismos perseguidores.
(“Mártires de nuestro tiempo. Pasión y gloria de la Iglesia abulense”,
por Andrés Sánchez Sánchez y José Antonio Calvo Gómez, Ávila 2003)
 
            La Causa se titula del Siervo de Dios José Máximo Moro Briz y cuatro sacerdotes de la diócesis de Ávila: José García Librán, Juan Mesonero Huerta, Damián Gómez Jiménez y Agustín Bermejo Miranda. Fue introducida en 1999.
 
 
 
Monseñor Santos Moro Briz
Nació el 1 de junio de 1888 en Santibáñez de Béjar, provincia de Salamanca, y entonces diócesis de Ávila. Hizo sus estudios sacerdotales en el Seminario de Ávila y, desde 1904, en Roma, donde obtuvo los doctorados de Filosofía, Teología y Derecho Canónico en la Universidad Gregoriana. Recibió la ordenación sacerdotal el 16 de julio de 1911. En 1913 regresó a Ávila y recibió encargos de formación en el seminario. También desempeñó varios cargos en la curia y ejerció una amplia labor sacerdotal en la catedral -de la que era canónigo- con horas de confesonario, predicación frecuente, asistencia espiritual a diversas cofradías y asociaciones, etc. En 1919 la Institución Teresiana abrió una residencia en Ávila para mujeres estudiantes de Magisterio. Moro fue su capellán; desde entonces nació una gran amistad con su fundador, san Pedro Poveda, que se alojaba en casa de don Santos en sus visitas a Ávila. El 21 de junio de 1935 fue nombrado obispo de Ávila y recibió la consagración el 22 de septiembre.




           Don Baldomero Jiménez Duque le presenta en su biografía “como un hombre de gran fe, empuje, preocupación pastoral, innovador, poco amigo del espectáculo, y hospitalario”. Por el palacio episcopal de Ávila pasó un buen número de eclesiásticos, especialmente en los años de la guerra, pues era escala casi obligada para algunos destinos del sur. Estuvo al frente de la Iglesia abulense hasta la aceptación de su dimisión, el 19 de octubre de 1968. Falleció en su pueblo natal, el 24 de mayo de 1980.
Cuando comenzó la Guerra Civil española, Moro -obispo de Ávila desde junio de 1935- se encontraba en Salamanca practicando los ejercicios espirituales. Enseguida llegó a Ávila, donde permaneció hasta el fin del conflicto, ausentándose sólo para las visitas pastorales.
 
Sierva de Dios Sor Modesta Moro Briz
Natural de Santibáñez de Béjar (Salamanca), nació el 11 de julio de 1901. Entró en las Hijas de la Caridad el 23 de diciembre de 1922 y realizó su misión de servicio en varios destinos, y finalmente la farmacia de la Casa de Salud y Maternidad de Santa Cristina de Madrid. Destacaba por su sentido del humor, alegría, devoción mariana y amor a la Compañía. Sufrió el martirio a los 35 años de edad.


 
Sierva de Dios Sor Pilar Isabel Sánchez Suárez
Nació en Madrid el 5 de noviembre de 1906. Entró en las Hijas de la Caridad el 29 de abril de 1926. Realizó su misión como enfermera en varios Hospitales, y finalmente la Casa de Salud y Maternidad de Santa Cristina, realizando su servicio en el quirófano como instrumentista y enfermera. Destacó por su simpatía y acogida con las mujeres enfermas y en el comedor social anexo, su devoción mariana y su confianza en Dios. Tenía 29 años de edad cuando la martirizaron.
 
Tras ser expulsadas de la Casa de Santa Cristina, se refugiaron en la Casa Provincial de Martínez Campos, 18, a cuya provincia pertenecían, que se encontraba convertida en Hospital, pero al ir aumentando el número de refugiados, la Visitadora en funciones se vio forzada a enviar alguna Hermana a distintas pensiones.
Sor Modesta y Sor Pilar Isabel, que eran jóvenes, se ofrecieron a salir las primeras, sacrificando su propia seguridad. Informadas de que en la Casa Provincial se celebraba a diario la Eucaristía y deseando participar de ella, intentaron volver a la Casa Provincial para celebrar la fiesta de Todos los Santos. Al salir de la pensión de la Calle del Prado, 12, hacia la Casa Provincial, fueron sorprendidas por los milicianos del Ateneo Libertario de Vallecas e identificadas como Hijas de la Caridad al ser preguntadas por su condición.
Este fue el motivo de su fusilamiento en el entonces kilómetro 6 de la carretera de Toledo. Era el 31 de octubre de 1936 por la noche.
La Causa de las dos religiosas se incluye en el proceso de la Sierva de Dios Melchora Adoración Cortés Bueno y 14 compañeras Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, en la Archidiócesis de Madrid.
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