Domingo, 22 de diciembre de 2024

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Madrugada del 31 de agosto, cementerio de San Rafael de Málaga

por Jorge López Teulón

Beato Enrique Vidaurreta Palma
 
Nació en Antequera el 10 de octubre de 1896. Fue bautizado el 16 del mismo mes y año por el sacerdote Nicolás Lanzas García en la iglesia parroquial de San Sebastián y confirmado en la misma iglesia por el obispo diocesano Monseñor Juan Muñoz Herrera. Su padre, Enrique Vidaurreta Carrillo, Teniente de Navío de la Armada Española, murió en el buque Oquendo durante la batalla de Santiago de Cuba en la Guerra contra los Estados Unidos en 1898, quedando el joven Enrique y su hermano mayor Santiago bajo el cuidado de su madre, Purificación Palma González del Pino.
 
Los dos hijos estudiaron en el colegio de San Estanislao, de El Palo (Málaga), regentado por los jesuitas, donde es nombrado Prefecto de la Congregación Mariana. Terminados los estudios de bachillerato, su madre se trasladó a Madrid para que sus hijos continuasen los estudios superiores. Enrique ingresó en el seminario diocesano, donde estuvo dos años como alumno externo. Pensaba hacerse jesuita, pero cambió de opinión después de hablar con el obispo malagueño Manuel González García.
 
Terminados los estudios eclesiásticos fue ordenado de diácono el 21 de diciembre de 1918 y de presbítero el 14 de junio de 1919, las dos veces en la capilla de seminario conciliar de Madrid y de manos del obispo de Madrid-Alcalá, Prudencio Melo Alcaide. Celebró la primera misa en la iglesia de San Francisco o de San Zoilo, de Antequera el 24 de junio de 1919. Posteriormente se le nombró capellán del asilo de San Manuel, en Málaga, donde trabajó en la administración de “El Granito de arena”, con los sacerdotes Pablo González Domínguez y Emilio Cabello.
 
Comenzó a actuar en el seminario de Málaga a raíz de la marcha de los josefinos en 1920. Fue prefecto de disciplina de mayores, vicerrector y finalmente, rector del Seminario de Málaga. El obispo de Málaga, Beato Manuel González García hizo construir de nueva planta el seminario diocesano en 1923. Don Enrique fue nombrado rector del seminario en 1929 y a través de los años fue profesor de varias materias filosóficas y teológicas. A causa de su formación musical se encargaba de los ensayos de la música litúrgica y de preparar a los seminaristas en el espíritu litúrgico y canto gregoriano.
 
El 18 de julio de 1936, al producirse el levantamiento militar, Enrique Vidaurreta estaba en el seminario haciendo ejercicios espirituales con un grupo de sacerdotes. El día 21 se produce el asalto al seminario por un grupo de milicianos, Enrique Vidaurreta se presentó ante ellos diciendo que todos los que allí estaban eran sacerdotes, inmediatamente fueron detenidos y bajados por la fuerza al cuartel de Capuchinos donde permanecieron 24 horas. El 22 pasaron a la comisaría del Gobierno Civil y de allí a la cárcel Provincial donde fueron asignados a la brigada 5ª que era el dormitorio destinado a los eclesiásticos. Allí rezaban el rosario, hacían meditación y lectura espiritual. Tenían dos o tres breviarios que se pasaban unos a otros para rezar el oficio. Hubo varias sacas de presos ajusticiados.
 
La noche del 30 al 31 de agosto a eso de la 5 de la mañana, a la voz de “¡Arriba, canallas!”, entraron unos milicianos preguntando que quiénes eran, a lo que respondieron que sacerdotes. A esta respuesta indicaron que salieran fuera. Entre los señalados estaba Don Francisco Palomo; Don Enrique intercede por él diciéndoles que estaba enfermo. El miliciano no hizo caso, sino que dio a Enrique Vidaurreta un empujón y lo metió en el grupo de los señalados para morir. Según testimonios de los presentes, poco después se oyeron descargas y a la mañana siguiente los mismos oficiales de prisiones confirmaron que “los habían ido matando por el camino hasta el cementerio de San Rafael y que todo el camino estaba sembrado de cadáveres”.
 
Don Enrique y los demás fallecidos el día 31 de agosto fueron enterrados en una fosa común en el cementerio de San Rafael. Exhumados en 1940 y 1941, los restos de Don Enrique fueron reconocidos porque en el bolsillo tenia el Epitome de Moral. Se los trasladó a la catedral de Málaga. Ahora reposan en la Capilla de los Mártires, donde hay 2100 nichos, los restos del Beato Enrique reposa en uno de ellos. Se realizó su proceso diocesano en Málaga de 1964 a 1967 juntamente con cuatro agustinos y el diacono Juan Duarte. Fue beatificado en Roma el 28 de octubre de 2007 juntos 497 mártires de la persecución religiosa en España.
 
 
Apéndice sobre como con el Beato Manuel González se demuestra que en Málaga, como en tantos otros lugares, la persecución religiosa española comenzó en mayo de 1931.
 
El 6 de diciembre de 1915 el Papa Benedicto XV, nombra a Manuel González García, Obispo Auxiliar de Málaga, y al morir el obispo residencial, fue designado administrador apostólico y después obispo residencial de la misma Diócesis de Málaga.
 
La noche del 11 de mayo de 1931 una masa de gente azuzada, incendia el Palacio Episcopal de Málaga y reduce a cenizas los tesoros archivísticos, artísticos y documentales, así como unos 40 templos y conventos de Málaga. El obispo sale in-extremis por una puerta trasera del edificio en llamas. Fueron descubiertos por los incendiarios, arrojaron de su casa al señor obispo, y le expulsaron de esta ciudad, a la que jamás volvería. Se refugia en Gibraltar, donde le da acogida el Obispo local, Monseñor Richard Fitzgerald, un 13 de junio de 1931. Desde 1932, rigió la Diócesis de Málaga desde Madrid. Finalmente, el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI, lo nombró obispo de Palencia. En el discurso de entrada se emocionó mucho y dijo: “Necesitaba llorar de alegría después de haber llorado tantos años de amargura”. “Me duele el corazón de tanto amar”.
 
Así pues, el 11 de mayo de 1931 tiene lugar un ataque fue directo contra la persona del Obispo de Málaga. Se cuenta que al salir de su palacio incendiado, le preguntarán los milicianos, a dónde quiere que lo lleven y contestó­: “-¿Ustedes creen que me dedico por las noches a dormir fuera de mi casa?” Y cuando ya encuentra refugio les dice a las monjitas que con él habían sumido las hostias consagradas del sagrario: “-Hermanas, ya tienes ustedes cosas que contar para cuando sean viejas”. Desde 1932 rige su diócesis desde Madrid, y el 5 de agosto de 1935 el Papa Pío XI lo nombra obispo de Palencia. En la fotografía, la iglesia de Santo Domingo de Málaga en brasas el 12 de mayo de 1931.
 

            Finalmente, podemos afirmar que el Beato Manuel González García, fue el primer Obispo perseguido en la crueldad que se extiende mucho más allá de los meses de julio-diciembre de 1936, de los que ahora estamos cumpliendo el 75 aniversario; y que, con razón, llamamos GRAN PERSECUCIÓN al período que abarca de mayo de 1931 a febrero de 1939.
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