Del castrismo getafense, UPyD y la desvergüenza pesoíta
por Luis Antequera
Sabrán Vds. que el partido UPyD, que es clave en la investidura de varios alcaldes a lo largo de la geografía patria y muy particularmente en Madrid, ha anunciado ya que no va a apoyar a ningún partido que lleve en sus listas a personas imputadas en algún caso judicial. La primera víctima de dicha política, que no podemos sino aplaudir, ha sido el Partido Popular de Coslada, cuyo número 1, Raúl López Vaquero, se halla, efectivamente, imputado por prevaricación, y su candidatura, al quedarse sin el apoyo tácito o expreso de UPyD, no podrá gobernar en la ciudad madrileña.
Pues bien, en Getafe, el que lleva un imputado en sus listas es el partido pesoíta, una de cuyas concejalas se halla imputada por la adjudicación irregular de más de mil doscientas plazas de aparcamiento a una empresa en la que ocupan diversos cargos su marido, su padre y su hermano (y luego dirán que el pesoísmo no cree en la familia). Pues bien, Cristina González, que así se llama la concejala, ha informado de que (leo en ADN) estaría dispuesta a renunciar a su acta de concejal “si esa es la única condición que pone UPyD para llegar a un acuerdo con el PSOE e IU para gobernar en el municipio” (fíjense Vds. en la finura de la declaración “si y sólo si...”, de donde hay que inferir que si no, no dimite “ni de cogna”).
El caso de la concejala González me parece de una desfachatez y de una desvergüenza difícilmente superable. En primer lugar, ya estuvo mal que con una imputación como la suya, fuera en la candidatura, porque yo, como UPyD, soy de los que cree que ningún político imputado debería presentarse en ninguna lista a ningún tipo de elección.
La desautorización para que un político imputado pueda participar en elecciones incurre en el riesgo cierto de que después de la imputación salga absuelto, y se haya cometido con él una injusticia. Casos ha habido, y casos seguirá habiendo. Pero la no desautorización incurre en el de que, después de elegido un imputado para un cargo, estando en él se determine su culpabilidad. No se olvide que una imputación significa que, después de todo, un juez entiende que hay indicios suficientes para suponer que el imputado ha cometido una conducta perseguible.
Pues bien, entre incurrir en aquel riesgo o en éste, soy de los que prefiere incurrir en aquél. Un riesgo que, por otro lado, no sería tan dramático si, como debiera ser pero desgraciadamente no es, en España se estuviera en política para servir, y no para medrar, para enriquecerse, o porque no se sabe hacer otra cosa que enredar en un partido político; y si nuestros políticos fueran capaces de ganarse las habichuelas fuera de las poltronas tan bien o mejor que sentados en ellas. Y todo ello, sin omitir que el sistema siempre estará incompleto mientras fiscal general y fiscal anticorrupción no sean absolutamente independientes del Gobierno, para que no tengamos que contemplar los casos sangrantes y desvergonzados de “dosificación de imputaciones” que estamos contemplando en esta España nuestra, en la que en los banquillos de los distintos juzgados, ni son todos los que están, ni, sobre todo, están todos los que son, con sonrojantes omisiones que no necesito ni mencionar, pero que ocupan las más altas magistraturas del país.
Como quiera que sea, y a pesar de todos los inconvenientes señalados cuya solución urge ya, lo cierto es que en el ínterin, nada mal está que aquellos políticos imputados vayan levantándose del sillón y dando asiento al siguiente. Pero no en el modo en el que pretende hacerlo la Sra. González, que después de haberse presentado contra viento y marea a pesar de los graves cargos que recaen sobre ella y por los que ha sido imputada, ahora exhibe su “buena disposición” a echarse a un lado al solo objeto de no entorpecer la alianza de su partido con UPyD, y que aquél pueda seguir chupando en la poltrona, pese a quien pese. ¡No, no y no! ¡Haberlo pensado antes, Sra. González! ¡Haberlo pensado antes Sr. Castro(*), número 1 de esa candidatura y quien ha acudido a las elecciones con tan mala compañía!
Si UPyD otorga su apoyo al pesoísmo para gobernar en Getafe porque la imputada Sra. González abandona el sillón, no estará sirviendo a la política de regeneración y limpieza a la que dice servir, sino que, amén de avalar la corrupción en la política, estará abonando el fraude, haciendo buena la máxima “yo presento a mis imputados: si gano, gobierno con ellos; si necesito el apoyo de UPyD, me los cargo”.
Sra. Díez, Dª Rosa Díez: tiene Vd. la oportunidad de brindar un gran servicio a la política patria mediante la campaña de regeneración de la vida pública que, según parece, abandera Vd.. No la prostituya permitiendo comportamientos desvergonzados como el que pretende llevar a la práctica el pesoísmo castrista de Getafe.
(*) El Sr. Castro, actual alcalde de Getafe y gran derrotado en estas elecciones municipales en dicha ciudad madrileña es, para que no olvidemos de quien hablamos, uno de los personajes más indeseables de la política patria. Amén de ser aquél para quien todos los votantes de la derecha “son tontos de los cojones” (véalo aquí, si desea) es también el que tuvo el dudoso gusto de otorgar un premio a la Clínica Dátor, uno de los mayores abortorios de toda España, premio que, por cierto, le otorgó en detrimento de una de las más ilustres y valientes hijas de la localidad madrileña de Getafe, María del Mar Bermúdez, la llamada Madre Coraje, madre de la pobre Sandra Palo. ¡Hay que tener estómago!
Otros artículos del autor relacionados con el tema
Comentarios