Proceso de canonización de seminaristas mártires de Madrid
La lista del Seminario de Toledo
El 15 de octubre de 2007 faltaban doce días para la beatificación de aquel grupo de 498 mártires de la gran persecución religiosa, que España sufrió desde mayo de 1931 a febrero de 1939. Dos forenses, algunos miembros de la Asociación de Antiguos Alumnos de la Salle y los dos sacerdotes nombrados por el cardenal Cañizares trabajábamos en la exhumación de cuatro hermanos de la Salle que iban a ser beatificados y cuyos restos se encontraban en la cripta de la Iglesia de Santa María de Consuegra (Toledo). Durante la comida, en el segundo plato, sonó el teléfono. Al otro lado se escuchaba la voz del Secretario de la Conferencia Episcopal, el padre Martínez Camino, para pedirnos que la diócesis de Toledo se encargara de la ambientación espiritual antes del inicio de la beatificación en la Plaza de San Pedro el domingo 28…
Cuando colgué el teléfono, me propuse una cosa: aquel día se escucharía en el Vaticano la voz del Papa Juan Pablo II, justo cuando se conmemoraban 20 años de la primera beatificación de mártires españoles (29 de marzo de 1987, las Beatas Carmelitas de Guadalajara), para agradecerle su empeño por mostrar el rostro martirial de nuestra querida España. Aunque “forcejeamos” con los encargados de la celebración (¡el atrevimiento fue excesivo!: lo solicitamos la víspera, en el ensayo general) la voz del Papa, en la homilía de la primera beatificación de mártires españoles, volvió a escucharse en el mismo sitio y con la misma fuerza…
Al Venerable Juan Pablo II, Príncipe de los Mártires, le debemos la decisión, justo cuando se cumplió el plazo marcado por los Papas anteriores, de iniciar el imparable proceso de beatificaciones y canonizaciones de nuestros mártires: un verdadero ejército innumerable, como recuerda Apocalipsis.
Ayer, regresaron estos pensamientos a mi recuerdo porque se siguen abriendo procesos y nuestros mártires siguen siendo un testimonio validísimo. Así, mañana, 21 de octubre, a las 19 de la tarde, en el Aula Magna del Seminario Conciliar de Madrid, tendrá lugar la primera Sesión de la causa de canonización por declaración de martirio de un grupo de seminaristas de Madrid.
Informa el Delegado Episcopal para las Causas de los Santos de la Archidiócesis madrileña, Mons. Ricardo Quintana, que “se inicia esta Causa de jóvenes mártires precisamente cuando estamos preparando la Jornada Mundial de la Juventud del próximo año”.
Heredada de los venerables sacerdotes que hicieron y custodiaron toda la documentación sobre el tema, conservo una lista ni más ni menos que de los alumnos del Seminario Mayor de Toledo del curso 19351936. Allí se da cuenta de lo sucedido, escueta, pero claramente con cada uno de los seminaristas: fulanito, de tal pueblo, (presbítero, diácono, subdiácono o en el curso en el que se encuentre…) muerto en la guerra, asesinado, en el seminario, en su pueblo-se retira, en el frente, nada se sabe, enfermo tuberculoso en Valdemoro…
En el número 24 de esa lista aparece Ramón Ruiz Pérez de Peal de Becerro (provincia de Jaén, entonces de la Archidiócesis de Toledo y, actualmente diócesis de Jaén). En 1925, ingresó en el seminario de Jaén, pero pasó en 1929 al de Toledo. La persecución religiosa le sorprendió en su pueblo, adonde había ido a pasar las vacaciones. Detenido y sometido a diversas torturas, fue subido a un tren con dirección a la prisión de Alcalá de Henares. Al llegar a Villaverde, el tren fue desviado por jóvenes libertarios, y fueron asesinados casi todos los viajeros del tren de Jaén, Ramón entre ellos. Asesinado en la diócesis de Madrid, ésta ha unido su nombre al de los otros ocho seminaristas.
De esta lista, la diócesis de Toledo ya tiene a dos beatificados (lo fueron en 2007). Uno recién ordenado, el Beato Miguel Beato Sánchez y un subdiácono, el Beato Francisco Maqueda. Los demás martirizados están en el Proceso que las diócesis de la Provincia eclesiástica de Toledo y la diócesis de Ávila tienen incoado desde el 2002.
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