De una política exterior de bochorno que hace aguas por doquier

            Siempre he dicho que junto a otros errores que como todo ser humano cometió, al Presidente Aznar tienen los españoles que agradecerle tres grandes logros: la política antiterrorista, la política económica y, más allá de la gaffe de Irak que la historia juzgará, la política exterior. Curiosamente las mismas tres que, en sentido contrario, han de reprocharle al Sr. Zapatero, quien en lo que hace concretamente a la política internacional, ha convertido a España en el hazmerreír del mundo, en otras palabras, en el país menos respetado del planeta.

            En Gibraltar (importantísima potencia europea de 30.000 habitantes mal contados), los llanitos invadiendo aguas españolas para agrandar el raquítico peñón en el que ya no caben. En Melilla, Marruecos (no menos importante potencia africana con un PIB ocho veces inferior al español) apoderándose de las zonas neutrales existentes entre el territorio español y el territorio marroquí. A España no la respeta nadie, absolutamente nadie en la escena internacional, y sólo la indolencia de la sociedad española que parece creer que por ignorar la catástrofe no se va a ver afectada por ella y sólo piensa en sus vacaciones, permite al Sr. Zapatero, con la inestimable colaboración de su ministro de Exteriores el Sr. Moratinos (¡y pensar que este señor es diplomático de carrera!), irse de rositas del descalabro en el que ha sumergido a España en el escenario internacional.

            Esto es lo que ocurre cuando alcanza el poder una persona tan incapacitada que lo está hasta para elegir a sus colaboradores, cuyo único mérito parece consistir en brillar menos aún que el Gran Jefe, lo que ya es difícil. Esto es lo que ocurre cuando se proclama a los cuatro vientos y para que lo oiga todo el mundo, que se gobierna sobre una masa informe, etérea que ni “nación” merece ser llamada, y se cede ante el chantaje del primero que llama a la puerta reclamando lo que sea.

            Sr. Zapatero ¿no se le cae la cara de vergüenza cuando sale al mundo –las pocas veces que lo hace- y se percata del escasísimo respeto que en él se tiene a su persona y a la de los que Vd. representa? Porque Vd., Sr. Zapatero no es el Mesías. Vd. no ha sido elegido ni por los homosexuales del mundo, ni por las mujeres del planeta, ni por los pobres de la tierra, ni por los paganos del universo, y mucho menos está Vd. ungido de Dios. Vd. ha sido elegido por los españoles. En lo más torpe, estúpido y absurdo que hemos hecho los españoles alguna vez –dos para ser exactos- en nuestra entera historia, sí, pero por los españoles al fin y a la postre, y nada más que por los españoles. Represéntenos de una p... vez, defienda Vd. nuestros intereses, mire Vd. por nosotros, y déjese de jugar a salvador de la Humanidad, una Humanidad que, por cierto, o mucho me equivoco, nunca ha pedido “ser salvada” precisamente por Vd.