De cuando Newton predijo el fin del mundo para el 2060

 
 
            Obtengo el dato del divertido e instructivo concurso de Antena 3 “Ahora caigo” -no es el único de los puede Vd. disfrutar en los diversos canales españoles de televisión, me permito sugerirles “Saber y Ganar” en la Dos, o “Boom” también en Antena 3-  que demuestra una vez más el viejo adagio de que no sólo “el saber no ocupa lugar”, sino que “ningún medio es malo para aprender”.
 
            Pues bien, entrando de lleno en materia, nada menos que todo un Isaac Newton (16421727), uno de los grandes científicos de la historia del saber humano, conocido por la formulación de la ley de gravedad universal y las tres leyes de la dinámica (inercia, interacción y acción-reacción) que llevan su nombre, se permitió un divertimento en su carrera científica para pronosticar el fin del mundo.
 
            Su cálculo lo presenta en una carta fechada en 1704 que, dentro de un archivo de manuscritos suyos, es subastada por Sotheby’s en 1936. Los archivos serán adquiridos por dos coleccionistas: aquéllos cuyo contenido versa sobre alquimia, por el gran economista John Maynard Keynes; aquéllos cuyo contenido versa sobre teología por Abraham Shalom Yehuda, el cual los dona a la Universidad Hebraica de Jerusalén. El caso es que ésta empezará a estudiarlos en 1983, presentándolos en 2007 que es cuando salta a la prensa el bombazo según el cual, nada menos que D. Isaac Newton había realizado una previsión sobre el final del mundo.
 
            A decir verdad, lo que Newton dice en la carta no es propiamente que el fin de todas las cosas se vaya a producir en 2060, sino más bien que “no ve motivo para que ello vaya a ocurrir antes”. ¡Bueno, ya es algo!
 
            Lo mejor de todo es cómo el sabio inglés llega a la fecha en cuestión, y la verdad es que, tal cual era de esperar no tanto por ser Newton pero si por tratarse de un tema tan poco científico como la predicción del fin del mundo, todo está bastante cogido por los pelos.
 
            Lo primero que se ha de decir es que para realizar sus cálculos, D. Isaacse vale del Libro de Daniel, uno de los libros apocalípticos por antonomasia, y más concretamente del relato que se llama “El tiempo del fin”, donde lee:
 
            “Al cabo de tres años y medios, cuando se consuma la derrota del pueblo santo, se cumplirán todas estas cosas [el fin de todas las cosas]” (Dan. 12, 7).
 
            Tres años y medio corresponden a 1277 días. La cifra no debió de parecerle muy apocalíptica a D. Isaac, que la redondea a 1.260, mucho más bíblica, tanto que existen a ella dos referencias en el libro del Apocalipsis:
 
            “Haré que mis dos testigos profeticen durante mil doscientos sesenta días, cubiertos de sayal” (Ap. 11, 3).
 
            “Y la Mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada mil doscientos sesenta días” (Ap. 12, 6).
 
            Como los días le parecen un cómputo muy corto y estricto en el que es muy poco lo que se puede hacer y puede que hasta le pille a uno, lo cual es bastante desagradable, Newton los convierte en años, con lo que ya tenemos 1.260 años.
 
            ¡Bueno, muy bien ¿pero 1.260 años de qué, o desde cuándo?! Y entonces el buen D. Isaac, que ya había formulado la Ley de la gravedad en 1687 y debía de hallarse algo aburrido, decide que el momento a partir del cual deben comenzar a correr esos 1.260 años no debe ser otro que el año 800. ¿Que por qué el año 800? Pues por ser ése el año en el que con los acuerdos alcanzados por el Papado con Carlomagno se reputa el inicio del comportamiento de la Iglesia como un reino terrenal con posesiones territoriales significativas.
 
            Todo, como se ve, “muy científico”, porque además si el cómputo se realiza a partir del momento en el que la Iglesia es un reino más con sus territorios, ese cómputo quedaría interrumpido, cuando no invalidado, con la pérdida por la Iglesia de todas sus posesiones, cosa que acontece el 20 de septiembre de 1870 en condiciones que puede Vd. conocer perfectamente sin más que pinchar aquí, algo que D. Isaac no alcanzó a ver, y mucho menos a prever, por siglo y medio, muriendo como muere en 1727.
 
            Y bien amigos, esto es todo por hoy. Hemos pasado el ratito, ¿no les parece? Que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos. Y si mañana encuentran un huequecito, pásense por aquí y seguimos charlando.
 
 
            ^©L.A.
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