De la Real Academia Española, que cumple tres siglitos

 
 
            Celebración doble, porque la propia Academia se hace su regalo de cumpleaños -y de paso nos lo hace a todos-, con su 23ª edición del Diccionario, fruto de la colaboración de las veintidós corporaciones integradas en la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE). El nuevo diccionario tendrá 2.400 páginas, con un número de palabras que ascenderá a unas 93.000 y unas 200.000 acepciones, 19.000 de ellas americanismos. Todo lo cual representa cinco mil vocablos más que los incluidos en la edición anterior, la del año 2001, y más del doble de los del primer diccionario, publicado en 1780.
 
            Pues bien, para ser exactos, lo que mañana celebramos es la real cédula que el Rey Felipe V emite un 3 de octubre como mañana pero del año 1714, mediante la cual, crea en Madrid la Real Academia Española a imagen y semejanza de la Academia Francesa, fundada por el Cardenal Richelieu en 1635. Es el promotor de la magna obra Juan Manuel Fernández Pacheco, VIII Marqués de Villena, a la sazón mayordomo mayor y jefe de la Casa Real, quien será también primer director de la institución y a quien dedicamos mañana nuestra diaria entrada en esta columna (pinche aquí si tiene impaciencia por conocerlo).
 
            Lógicamente, para cuando ocurre lo que mañana celebramos son ya algunos los movimientos que se han producido hacia su fundación, entre los cuales vale la pena resaltar la primera junta, realizada el 6 de julio del año 1713, con los ocho académicos fundadores. El 3 de agosto de 1713 se celebra la primera sesión que recoge el libro de actas de la corporación, celebrada como todas las primeras en la casa del Marqués de Villena, en la actual Plaza de las Descalzas Reales, en Madrid.
 
            El 24 de enero de 1715, la Academia aprueba sus primeros estatutos y elige su emblema, un crisol al fuego bajo la famosa leyenda “limpia, fija y da esplendor”. El 19 de septiembre del mismo año, con el ingreso de Pedro Scotti de Agoiz en la silla Z, quedan cubiertas las veinticuatro plazas, tantas como letras, aprobadas en los estatutos.
 
            El 29 de junio de 1725 se produce el fallecimiento de su fundador y director, y pasa a ocupar el cargo su hijo, Mercurio Antonio López Pacheco, a quien a su muerte, acontecida el 10 de junio 1738, sucede en el mismo su hijo Andrés Fernández Pacheco, a quien a su vez, sucederá a su muerte ,ocurrida el 19 de julio de 1746, Juan López Pacheco, su hermano. La elección el 13 de mayo de 1751 de José de Carvajal y Lancáster pone fin a la identificación de la dirección de la institución con la Casa de Villena.
 
            El 27 de febrero de 1755 se celebra la primera junta en la nueva sede de la corporación, la Real Casa del Tesoro, dependencia aneja al Palacio Real cedida por el Rey Fernando VI. 1793. El 20 de agosto de 1793, Carlos IV le cede para su nueva sede el antiguo edificio del Estanco del Aguardiente, en la calle Valverde. La actual sede en la madrileña calle de Felipe IV data de 1894.
 
            La primera gran obra de la institución va a ser el llamado Diccionario de autoridades, en seis volúmenes publicados entre 1726 y 1739, que junto a una sucinta historia de la institución, recoge la utilización de las distintas palabras por las grandes plumas de la literatura española. A él seguirán la Orthographía en 1741, la Gramática en 1771, y en 1780, por fin, el primer Diccionario de la lengua castellana que, publicado en un único volumen, inicia la serie de diccionarios usuales que llega hasta hoy con su vigésimo tercera edición.
 
            En 1951 se funda en Méjico la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), de la que forman parte las otras veintiuna corporaciones que en los distintos países de habla hispana velan por la correcta evolución de ese gran patrimonio común que es la lengua española.
 
            A lo largo de sus trescientos años de historia, un total de veintinueve directores han regido los destinos de la RAE.
 
            Y sin más por hoy sino reiterar a la Real Academia Española nuestra felicitación En Cuerpo y Alma, me despido hasta mañana, deseándoles, como siempre, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
 
 
            ^©L.A.
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