De la ministra pakistaní nueva víctima de la Ley de blasfemia… ¡y ello a pesar de ser musulmana!
por En cuerpo y alma
La ex-ministra, diputada y embajadora de Pakistán, Sherry Rehman, podría hallarse ante una condena a muerte o de cadena perpetua, nueva e inesperada víctima de la Ley de blasfemia. Lo más pintoresco del caso es que aquí la blasfemia consiste en haber criticado en un programa de televisión la Ley de blasfemia, convertida así en objeto de culto contra la que pronunciarse significa incurrir en lo que combate, es decir, en blasfemia.
Rehman es de religión musulmana, lo que demuestra que la nefanda ley no se detiene ni ante pobres ni ante ricos, ni ante cristianos ni ante musulmanes, demostrando una vez más cómo las primeras víctimas de los movimientos radicales suelen ser las propias personas a las que dicen representar o defender. Si en este caso se trata de una musulmana víctima del islamismo radical, veíamos ayer como en similar situación se hallaban tantos homosexuales respecto del lobby gay (véalo aquí si quiere), tantas mujeres respecto del lobby feminista (véalo aquí), tantos obreros respecto de los movimientos obreros, tantos catalanes respecto del nacionalismo catalán, tantos vascos, algunos de los cuales lo han pagado con su propia vida, respecto del nacionalismo vasco, etc. etc. etc.
Rehman es de religión musulmana, lo que demuestra que la nefanda ley no se detiene ni ante pobres ni ante ricos, ni ante cristianos ni ante musulmanes, demostrando una vez más cómo las primeras víctimas de los movimientos radicales suelen ser las propias personas a las que dicen representar o defender. Si en este caso se trata de una musulmana víctima del islamismo radical, veíamos ayer como en similar situación se hallaban tantos homosexuales respecto del lobby gay (véalo aquí si quiere), tantas mujeres respecto del lobby feminista (véalo aquí), tantos obreros respecto de los movimientos obreros, tantos catalanes respecto del nacionalismo catalán, tantos vascos, algunos de los cuales lo han pagado con su propia vida, respecto del nacionalismo vasco, etc. etc. etc.
Sherry Rehman no es cualquier persona. Nacida en Karachi e hija de otra prominente mujer pakistaní que alcanzo la vicepresidencia del Banco Central de Pakistán, Sherry trabajó veinte años como periodista, consiguiendo el premio de periodismo independiente de la Cámara de los lores británica. Su carrera política la llevó a ejercer como ministro de Información y comunicación de marzo de 2008 a marzo de 2009 y a miembro del Parlamento, siendo la actual embajadora de su país ante los Estados Unidos. Sherry Rehman, muy próxima a otra importante mujer pakistaní trágicamente desaparecida, Benazzir Bhuto, fue en su día portada de la prestigiosa revista norteamericana Newsweek, que la declaraba la mujer más importante de Pakistán.
La denuncia contra Sherry Rehman fue formulada por un comerciante, Faheem Akhtar Gull, y ha sido admitida a trámite por el Tribunal Supremo de Pakistán. Se da la circunstancia de que el embajador ante los Estados Unidos al que Rehman relevaba, Hussain Haqqani, también fue juzgado por el mismo órgano. La entrevista por la que la ministra y parlamentaria pakistaní es demandada tuvo lugar en noviembre de 2010 en la cadena privada de televisión Dunya News, justo cuando en aplicación de la nefanda ley, se producía la condena a muerte de la pakistaní Asia Bibi, que continúa aún en prisión con la condena pendiente sibre su cabeza. Sherry Rehman exigía la abolición de la pena de muerte como pena de la blasfemia, una causa que, por cierto, fue objeto de una iniciativa legislativa en el parlamento pakistaní por su parte por esas mismas fechas.
La condena a muerte de Asia Bibi se ha llevado ya por delante la vida de dos importantes políticos pakistaníes, Shabaz Bhatti, ministro de las minorías religiosas, de religión cristiana, y Salman Taseer (véalo aquí si lo desea), gobernador del Punjab. La introducción de la pena de muerte en el Código Penal pakistaní para la blasfemia se produjo en 1986 mediante reforma del mismo, durante la dictadura del General Zia-ul-Haq.
©L.A.
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