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Krugman aconsejó la creación de la burbuja inmobiliaria
por Jaime Alejandro
Al terminar mi crítica a la película Inside Job les dije que iba a publicar una cita de Paul Krugman, que he encontrado en la última edición de la Teoría del Dinero y el Crédito de Ludwig Von Mises, y que pueden ustedes descargarse de manera gratuita en la página web del Instituto Ludwig von Mises.
La réplica de la cita, que pueden encontrar en la primera página, en el prefacio a la edición de 2009, firmado por Douglas E. French, y que Krugman publicó en agosto de 2002, dice textualmente:
“Esta es una recesión de preguerra, la mañana siguiente a una exuberancia irracional. Para combatir esta recesión, la FED necesita algo más que un rebote repentino; necesita incrementar el gasto familiar para contrarrestar a un sector empresarial moribundo. Y para ello, tal cual lo expuso Paul McCulley de Pimco, Alan Greenspan tiene que crear una burbuja inmobiliaria para sustituir la burbuja del Nasdaq”.
Pues ahí lo tienen. La burbuja inmobiliaria fue diseñada por keynesianos como Paul Krugman y Alan Greenspan que, por sus declaraciones, ya nadie sabe a qué escuela económica pertenece pero que, por sus acciones, todos sabemos que es profundamente keynesiano. A las personas hay que juzgarlas por el resultado de sus acciones y no por sus intenciones. A fin de cuentas, las intenciones son simplemente una presunción. Los resultados de esta “brillante” idea intervencionista es lo que estamos sufriendo en estos momentos. Esta cita demuestra que no fue el mercado libre –para que hubiese sido el mercado libre, éste tendría que existir- sino las intervenciones de los gobiernos y los reguladores, siguiendo las pautas de renombrados economistas partidarios de la intervención llevada hasta sus últimas consecuencias –la quiebra de los Estados y sus sistemas monetarios.
La realidad sigue mostrándose tan tozuda como siempre. Muy a pesar de las manipulaciones de los gobiernos sobre el sistema monetario y la economía, nada de lo que hacen mejora la situación ni produce los efectos que ellos pretenden. Otro buen ejemplo lo hemos tenido esta última semana en los datos sobre el superávit comercial chino. A pesar de que el dólar norteamericano se ha depreciado un 24 % respecto al yuan chino desde enero de 2006 hasta hoy, China vuelve a máximos en sus niveles de exportación y EEUU sigue sin equilibrar su déficit comercial. Los keynesianos siguen arguyendo que esta depreciación del dólar todavía no es suficiente. Pero es que, para los keynesianos, nada es suficiente y no pararán hasta que el valor del dólar sea nulo.
Y el problema real es que no se conforman con los daños causados, no piden disculpas y ni siquiera reconocen su responsabilidad. Además de fracasar en sus diagnósticos y recetas, tiran balones fuera y se mofan de la situación. La última ocurrencia de Krugman la pueden encontrar en este enlace. Si lo leen, verán que la mofa no es tan absurda como parece. Lo que está proponiendo Krugman, una vez más, es la guerra como forma de generar riqueza. Yo no le veo la gracia o quizás la tendría si él y el resto de keynesianos fuesen las primeras y únicas víctimas de tal contienda. En fin, no voy a insistir en lo inmoral de la receta y simplemente les remito a la crítica que hace el economista Michael Pento al respecto.
Así que ya saben, cada vez que escuchen a algún colega, economista o “informador” defender las ideas de Krugman, hagan el favor de mandarle esta cita. Más aún si el medio en el que se difunden estas ideas se jacta de ser católico, como es el caso de Radio Intereconomía.
¿Que todavía quieren ustedes seguir haciendo caso a la recetas económicas Krugman y sus colegas keynesianos? Les aseguro que no será Paul Krugman quien tenga que sufrir las consecuencias, y a Krugman siempre le quedarán unas risotadas en la recámara para mofarse en la cara de sus sufridos hooligans.