Afirma José Antonio Garcia-Noblejas en su artículo “El gran holocausto de Paracuellos de Jarama” que, "durante los cuatro días primeros de diciembre, se prolongó el diario drama de las sacas carcelarias: desde San Antón, si bien más reducidas en número de víctimas, y desde la cárcel de Ventas otra expedición con 64 mártires el día 2 y otra, la última en esta cárcel, el día 3, con 60 presos. Pero de donde obtienen más sangre mártir en estos días es de la cárcel de Porlier, en la que no interrumpen su tarea los chequistas, enviando a las zanjas de Paracuellos nuevos presos los días 1 y 2 y más aún el 3, entre cuya noche y la mañana del 4 salieron las tres últimas expediciones del magno genocidio. Las dos primeras -a las 2 y las 5 de la madrugada- cayeron en Paracuellos, en tanto que la tercera, a las 7,30, por la gracia de Dios llegó salva, aunque con sobresaltos, a la prisión de Alcalá de Henares"."El instrumento de que se valió el designio divino para poner fin a tan prolongado martirio fue la persona de Melchor Rodríguez, quizá sin sospecharlo él mismo, realizando el milagro de acabar con el río de sangre que a diario empapaba la arena de lo que ya era camposanto de mártires". Dos mártires dominicos El 16 de noviembre de 1936 habían trasladado a dos frailes dominicos de la cárcel Modelo a la cárcel de Ventas: se trata de Fray Manuel Santiago y Fray Francisco Fernández Escosura. Viven hacinados, en pésimas condiciones higiénicas, mala alimentación, duermen en el suelo, sometidos a un frío muy intenso, pero dispuestos a lo que Dios quiera y llevando vida casi conventual. A los dos les fue propuesto reiteradamente el matrimonio y un buen empleo si renunciaban a su consagración religiosa, pero ambos prefirieron permanecer en la cárcel y morir antes que quebrantar su fidelidad. Su reiterada negativa fue la sentencia de muerte para ellos. Sufrieron el martirio el 3 de diciembre de 1936 en Paracuellos de Jarama (Madrid), donde aquel día fue asesinado el hermano marista Julián Marcelino Rebollar. Salieron de la cárcel, atados codo con codo, con gran tranquilidad de espíritu y santa resignación. Beato Manuel Santiago SantiagoNació el 6 de octubre de 1916 en Donado (Sanabria, Zamora) y fue bautizado el día 11 en el santuario de la Virgen Peregrina, primer bautismo que se celebró en dicho santuario. Estudió las primeras letras en la escuela del pueblo y latín y humanidades en la preceptoría del santuario de Nuestra Señora de Rosinos de Vidriales (Zamora). Ingresó en el noviciado de Almagro (Ciudad Real); y recibió su profesión el Maestro de la Orden, P. Gillet, el 7 de octubre de 1934, y comenzó los estudios filosóficos. Cuando se presentía la persecución religiosa de 1936, viajó su padre a Almagro para proponerle regresar temporalmente a casa, pero contestó con entereza que prefería seguir en la Orden y correr la suerte que Dios le tuviese preparada. Tenía un carácter noble y sencillo, muy agradable y caritativo, tímido, delgadito y muy moreno; destacaba por su piedad.Cerrado el convento, los frailes se reunieron en una casa de Almagro; de allí fue llevado a Madrid con fray José Delgado y fray Francisco Fernández Escosura, y siguió la misma suerte que ellos en la cárcel Modelo. El 16 de noviembre trasladaron a fray Manuel Santiago junto con fray Francisco Fernández Escosura a la cárcel de Ventas. Tenía 20 años. Beato Francisco Fernández EscosuraNació en Sotiello, Pola de Lena (Asturias) el 23 de enero de 1917; fue bautizado el día 28 y confirmado el 16 de mayo de 1926. Era el mayor de catorce hermanos. De su familia salieron cuatro dominicas. Ayudado por el prior de Almagro, y más tarde obispo de Salamanca, Mons. Barbado Viejo, ingresó en la escuela apostólica de Almagro (Ciudad Real). Fue estudiante trabajador, piadoso y servicial. Profesó el 7 de octubre de 1934 en manos del Maestro de la Orden, P. Gillet, entonces en visita canónica por Almagro. Por las circunstancias políticas de la segunda República, enviaron a los estudiantes durante un tiempo a sus casas, pero él no deseaba otra cosa que volver cuanto antes al convento. Más tarde, en 1936, su padre le invitó a retornar al hogar y respondió que deseaba correr el mismo riesgo que sus compañeros de comunidad. Ejemplarísimo en todo, de fe muy sencilla, recto en sus criterios y delicado de conciencia.Obligada la comunidad a dejar el convento el 24 de julio de 1936, siguió la misma suerte de fray José Prieto, fray José Delgado y fray Manuel Santiago: fueron llevados desde Almagro a Madrid y recluidos en la cárcel Modelo. El 16 de noviembre lo trasladaron a la de Ventas, junto con fray Manuel Santiago. Tenía 19 años. Lápida sepulcral de los "mártires de Almagro" en la iglesia del convento dominico de la Asunción de Calatrava de dicha localidad ciudadrealeña. Los cuatro dominicos beatificados que aparecen en la lápida (José Delgado Pérez, José Prieto Fuentes, Manuel Santiago Santiago y Francisco Fernández Escosura), fueron asesinados en Paracuellos del Jarama.