Al amanecer del 4 de octubre, en la cárcel Modelo de Madrid
¡Padre Gafo, en libertad!
En 1936 había en Madrid tres conventos dominicos: el de Atocha, el de Santo Tomás y el de Santo Domingo el Real, al que pertenecía el Padre José Gafo Muñiz, gran figura del catolicismo social durante el primer tercio del siglo XX. Al producirse el Alzamiento Nacional, el convento de Santo Domingo tenía una comunidad de cinco padres y dos hermanos cooperadores. Ocupaban los frailes la Vicaría de las monjas de la calle Claudio Coello, nº 112, y un edificio obtenido por el P. Albino Menéndez Reigada con entrada por la calle de Claudio Coello, nº 141.
En aquellos días, el Superior, Padre Luis G. Alonso Getino, se encontraba en Roma y hacía sus veces el Padre Gafo. Previendo lo que se avecinaba, en julio de 1936, procuró poner a salvo tanto a sus hermanos como a las dominicas del monasterio vecino; con otros religiosos estuvo en una pensión unos veinticinco días; optimista, con fe ciega en las clases populares, pero sobre todo en la masa obrera; hasta escribió una carta a Indalecio Prieto confiándole el cuidado de los libros y documentos del P. Getino y los suyos propios, pero todo se destruyó.
Lo detuvieron el 11 de agosto por su condición de sacerdote y religioso; estuvo en los calabozos de la dirección general de seguridad hasta el día 14, en que lo llevaron a la cárcel Modelo (bajo estas líneas); lo colocaron en la misma galería en que estaban los PP. Alfredo Fanjul e Isabelino Carmona (asesinados en Paracuellos el 7 de noviembre y beatificados en 2007). Muy consciente de que se buscaba la eliminación y exterminio de los sacerdotes y religiosos por razón de su fe.
Lo sacaron en la noche del 3 de octubre, al grito de: ¡Padre Gafo, en libertad! Extrañado, permaneció escondido esperando las primeras luces del día siguiente. Al contemplar la foto de su cadáver acribillado a balazos el agustino P. Carlos Vicuña, compañero de prisión, exclamaba: “Parecía dormido el gran batallador católico”. Sucedió al amanecer del 4 de octubre, a pocos pasos de la puerta de la cárcel.
Fue enterrado en el cementerio de la Almudena de Madrid. El 8 de noviembre de 1961 sus restos mortales fueron trasladados a la Basílica del Valle de los Caídos y en ella está sepultado en la Capilla de Nuestra Señora del Pilar (bajo estas líneas, detalle de la original representación de la Virgen del Pilar de Ramón Mateu; al inicio del artículo, instantánea de toda la Capilla). El día 28 de octubre de 2007 fue beatificado en Roma, junto con otros 497 mártires españoles.
Beato José Gafo Muñiz
José nace en Tiós (municipio asturiano de Lena) el 20 de octubre de 1881. Desde niño sintió inclinación por la Iglesia y ayuda de monaguillo en los cultos. A los 11 años comienza a estudiar latín con el coadjutor de su parroquia. Simultanea las lecciones en lengua clásica con las tareas en los trabajos de campo, ayudando a sus padres. El 21 de septiembre de 1896 toma los hábitos de Santo Domingo en el colegio-convento de Corias (Cangas del Narcea), donde estudia también Filosofía. Con la esperanza de estudiar Teología pasa al convento de San Esteban de Salamanca, gustándole mucho ya por entonces la problemática obrera y social, temática que no abandonaría durante el resto de la vida. Siendo todavía estudiante inicia las controversias en la revista Ideales.
Ordenado sacerdote, canta misa en la Navidad de 1905 en su parroquia natal de Tiós. Seguidamente se va como profesor de Segunda Enseñanza a Vergara (Guipúzcoa), donde estará cinco años explicando Ética, Historia y Derecho. A la vez es profesor de Economía en la Escuela de Comercio. Colabora en las revistas de su Orden: El Santísimo Rosario, de Vergara, y Ciencia Tomista, de Madrid. Pretende armonizar las soluciones de los problemas sociales con los religiosos.
Se va a Madrid como redactor de Ciencia Tomista, máximo exponente de las teorías de la Orden de Predicadores (dominicos), donde tiene a su cargo la sección “Crónicas Científico-sociales de España” y colabora en el “Boletín de cuestiones sociales”.
Con motivo de la huelga ferroviaria de 1912 el P. Gafo presta su apoyo para que organicen el Sindicato Ferroviario de Madrid. En el mes de febrero de 1914 funda el primer Centro de Sindicatos Libres.
En 1918 viene a Oviedo con la misión de dirigir el colegio de Enseñanza Media (Colegio Santo Domingo) que la Orden tiene en la capital asturiana. Permanece tres años al frente del mismo sin abandonar tampoco las luchas sindicales ni la dirección de la Academia Santo Tomás.
Da conferencias por la cuenca minera asturiana y polemiza con Isidoro Acevedo, director del semanario socialista La Aurora Social. Siendo presidente de la Academia Santo Tomás, consigue agrupar a los estudiantes universitarios y del magisterio bajo sus auspicios. Desarrolla un cursillo de conferencias bajo el título de “Puntos de coincidencia entre el Catolicismo y el Socialismo”. Retorna a Vergara en 1921, donde estará cinco años volcado en la docencia, la cuestión social y el fortalecimiento de la Confederación de Sindicatos Libres del Norte de España.
En 1926 se reincorpora a la redacción de La Ciencia Tomista. Desde sus columnas y las crónicas “La situación religiosa en España” ataca de frente la conducta de los católicos convencionales, levantando con ello una tormenta de protestas.
Con la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera, éste le nombra vocal de la Comisión Interina de Corporaciones en el Ministerio de Trabajo, encargada de organizar los Comités Paritarios. Más tarde es vocal del Consejo de Trabajo en el mismo ministerio.
Al restablecerse la República, tiene un papel fundamental en el diseño de Acción Social Católica. Encarcelado en el penal de Ocaña en 1932 por sus actividades, en las elecciones de noviembre de 1933 es elegido diputado por la provincia de Navarra, representando a los sindicatos católicos, tras haberse presentado en una candidatura integrada por la CEDA. Interviene en varios debates en el Congreso y forma parte de distintas comisiones parlamentarias, en las que se muestra muy tolerante.
Después de la revolución de Octubre de 1934 viene a Asturias e intenta la reconciliación de las clases sociales.
En diciembre de 1935, cuando los Sindicatos Profesionales y Confederaciones Regionales celebran un congreso de unificación sindical, la doctrina de este dominico pesa mucho a la hora de asentar las bases del Estatuto de la Confederación Española de Sindicatos Obreros. Él mismo llega a considerar frustrante su paso por las Cortes y renuncia a ser presentado en las candidaturas para las elecciones generales de febrero de 1936.
El padre Gafo es autor de las siguientes obras: Doctrina del Sindicalismo libre (Vergara, 1923); Polémica (Barcelona, 1923); El momento social de España: hechos e ideas, conferencia (Madrid, 1929).
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