Hoy presenta María San Gil su libro en Madrid
por Luis Antequera
Hoy jueves, día 7 de julio, a las 19:30 hs., en el Hotel Intercontinental de Madrid (Paseo de la Castellana, 49) y con la participación de José María Aznar, presenta María San Gil su libro “En la mitad de mi vida”, algún pasaje del cual hemos tenido ocasión ya de glosar aquí.
Y si me hago eco del evento es porque son muchas, a mi entender, las razones por las que los españoles podemos sentirnos retratados en una mujer de la raza y la casta de María San Gil. Incluso más allá de nuestra militancia.
No desconocerán Vds., sin duda, que una jovencísima María San Gil que, parafraseando el título de su libro, no había superado entonces "el primer tercio de su vida", hubo de presenciar como, a escasos centímetros de ella, un cobarde y miserable pistolero apodado Txapote le descerrajaba un tiro en la nuca a su compañero y amigo Gregorio Ordóñez, con el que comía en un restaurante. ¿Cuántos habríamos soportado sin tirar definitivamente la toalla espectáculo semejante? Todos pudimos contemplar la gallardía y dignidad con la que esa muchachita, menuda y de natural simpática, miraba a los ojos de la alimaña que aquello hizo, cuando, por fin, fue juzgado, y a María le tocó intervenir como testigo. Desde entonces y aún antes, María ha escenificado como nadie la dignidad de las víctimas del terrorismo, a las que ha representado y defendido desde todas y cada una de las posiciones que ha ocupado.
No es la única ocasión en que María se las ha visto cara a cara con la Parca, con la que mantiene un vis a vis rayano en lo morboso. Un buen día, de la forma más inesperada, -ella misma les contará en su libro-, un mal cáncer le llamó a la puerta. Y una vez más, reaccionó con la gallardía y el valor esperable en una mujer de su raza, inaugurando un camino en la lucha contra la adversidad por el que luego, y por desgracia, han transitado otras figuras de nuestra vida pública, que la utilizaron como modelo y referencia.
Pues bien, si todo lo dicho no es suficiente razón para la admiración, aún hay otra razón por la que aún admiro más todavía, a esta joven muchacha que dice haber llegado a la mitad de su vida: María es uno de los pocos políticos españoles, de los poquísimos, capaz de dimitir por una mera cuestión de principios. Lo relata también en su libro, haciéndolo con la misma llaneza y sinceridad con las que está escrito todo él. Cuenta María que cuando su dimisión por estar en desacuerdo con una ponencia del partido, concretamente la titulada “Patriotismo constitucional”, era ya un hecho irreversible, le preguntó Rajoy: “¿Y ahora qué vas a hacer, María?”. "¡Como si fuera de la política no hubiera vida posible!", añado yo: algo que, por desgracia, es cada vez más real en la política patria, por la que vemos desfilar desvergonzados a tantos personajes sin mayor formación ni moral, ni intelectual, ni profesional, sin principios ni valores, que lo fían todo a su capacidad de medrar en los pasillos de las sedes de los partidos en que militan, en los que a menudo están no por otra razón que la de ser “el que más cerca quedaba de casa”; incapaces de abandonar la vida de la militancia, la subvención y el coche oficial, porque fuera de ellos no hay sino atroz desierto, absoluta indigencia, incapacidad total (1).
Que María no es de esos, los hechos lo demuestran. Ella llegó a la política para servir y no para medrar, y para ella, había y hay vida fuera de los pasillos de los que hablamos, por lo que cuando la política deja de ser servicio, deja de haber motivo para patearlos. Y por si no quedó suficientemente claro mientras hacía política, terminó de quedarlo el día en que dimitió porque se habían transgredido los principios en los que ella creía; el día en que su permanencia podría haber sido interpretada por aquéllos a los que representaba, y sobre todo, por sí misma, como abandono de los principios, o como regate a sus votantes.
Por todo ello, invito a Vds. a acompañarla en esta tarde: la admisión es libre. Y si de paso se hacen Vds. con uno de sus libros, porque lo compren, porque se lo regalen -un libro sigue siendo el más bello regalo-, que se los firme y que lo disfruten Vds.. Verán como les pasa como a mí. Y no les defrauda.
(1) Algo que, quiero aclarar, no afecta, a mi entender, al 100% de los políticos españoles, pero sí a un porcentaje excesivamente alto, y por desgracia, creciente: mayor en el pesoísmo que en ningún otro partido, pero lamentablemente, presente en todos.
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