Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Religión en Libertad

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"Ja som a Sants!"

por Jorge López Teulón

El pasado lunes se hizo pública la noticia de la próxima beatificación del Obispo mártir de Lérida y de un grupo de religiosas de la Archidiócesis de Valencia, 13 Hijas de la Caridad.

A día de hoy, hay en total 74 mártires de la persecución religiosa cuya Causas han sido aprobadas por el Papa Benedicto XVI a la espera de la fecha de ser beatificados.
 
Con la próxima beatificación de Monseñor Salvio Huix Miralpeix serán en total siete (de trece) los Obispos de la persecución religiosa que han subido a los altares. Los que ya lo hicieron son: Diego Ventaja, obispo de Almeria; Manuel Medina, obispo de Guadix; Anselmo Polanco, obispo de Teruel; Florentino Asensio, obispo de Barbastro; Narciso Estenaga, obispo de Ciudad Real y Cruz Laplana, obispo de Cuenca..
Faltan los Siervos de Dios Manuel Irurita, obispo de Barcelona; Miquel Serra, obispo de Segorbe; Manuel Basulto, obispo de Jaén; Manuel Borras, obispo auxiliar de Tarragona; Eustaquio Nieto, obispo de Sigüenza-Guadalajara; y Juan de Dios Ponce, administrador apostólico de Orihuela.
Os ofrecemos algo resumida la biografía escrita por José Vernet Mateu. En 1936 fueron inmolados el 80% de los sacerdotes de la diócesis, junto con su prelado, el Dr. Salvio Huix Miralpeix. 

DE DIOCESANO A ORATORIANO
 
Salvio nació el 22 de diciembre de 1877 en Santa Margarita de Vellors (Gerona). En su casa se respira un profundo espíritu religioso, el padre en unos Ejercicios Espirituales dejó escrito en uno de sus propósitos: “Dar la vida, si es necesario, por el Papa”.
A los 12 años entró en el Seminario de Vic. Buenas notas en los estudios, puntual cumplimiento de sus deberes. Pasarán los años y recibirá la ordenación sacerdotal en 1903. Tras sus primeros años en diferentes parroquias, decide ingresar en la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri. Veinte años permanece en la Casa que los Oratorianos tienen en Vic, entregado a las obras apostólicas de la Congregación. Sobre todo como confesor de jóvenes y hombres. Otra de las facetas de su ministerio sacerdotal era la visita a los enfermos, entre los que practicaba la caridad de forma abnegada y sin relumbrón. Y ese mismo amor a los pobres fue indudablemente el que le facilitó las maravillosas conversiones que consiguió, algunas verdaderamente impresionantes. Profesor de Ascética y Mística en el Seminario, pronto la mayoría de sus discípulos lo escogieron como confesor o director espiritual.
 
OBISPO DE IBIZA
 
A los diez años de estar en el Oratorio fue nombrado director de las Congregaciones Marianas de Vic. Organizó magistralmente las secciones de Beneficencia y de Propaganda, llevó a término la magna Asamblea de Congregaciones Marianas de Cataluña, en 1921, y organizó los actos de la coronación canónica de la Virgen de la Gleva, Patrona de la «Plana de Vic», en 1923. No es extraño que el cardenal Tedeschini, a la sazón Nuncio en España, se fijara en aquel sacerdote.
 
Cuando en 1927 fue nombrado obispo de Ibiza, pudo desplegar sus dotes de apostolado. Entonces dio la medida de lo que sentía su corazón de apóstol, preocupándose del Seminario, de los sacerdotes -en especial de los ancianos y enfermos-, de la Acción Católica, de las escuelas religiosas y la educación de la niñez y la juventud, formación de padres de familia, Ejercicios Espirituales; y de propagar más si cabe sus grandes devociones: al Sagrado Corazón de Jesús, al Santísimo Sacramento, a la Madre de Dios en su advocación ibicenca de Nuestra Señora de las Nieves.
Sobre estas líneas Salvi Huix (con mitra), administrador apostólico de la diócesis de Ibiza en Mataró (mayo de 1928) durante un congreso de las Congregaciones Marianas de Cataluña. El beato Josep Samsó, más al fondo.
 
OBISPO DE LÉRIDA
 
Nombrado obispo de Lérida en enero de 1935, se encontró con una diócesis distinta, mucho más grande y con otros numerosos problemas. Pero a todos hizo frente con ánimo esforzado: sus ansias apostólicas en favor de la juventud; de los niños en edad escolar; sus desvelos hacia los sacerdotes ancianos; hacia los pobres transeúntes sin hogar, para los que tenía en construcción un comedor para socorrerlos. Comenzó sus desplazamientos hacia los más apartados pueblos pirenaicos en visita pastoral. Impulsó los certámenes catequísticos y favoreció la labor de la célebre Academia Mariana de Lérida.
 
 
EL MARTIRIO
 
Poco antes del 18 de Julio de 1936 organizó unas Jornadas Eucarísticas de oración y penitencia, como si presintiera los trágicos días que se avecinaban. Cuando empezó la sangrienta persecución religiosa de 1936, se refugió en un primer momento en un piso cerca del palacio episcopal y más tarde en casa de un hortelano en las afueras. Pero comprendiendo el peligro que para sus protectores representaba su presencia allí, y acaso no pudiendo sufrir más estar a resguardo mientras tantos y tantos de sus diocesanos daban continuamente su sangre, en un arranque verdaderamente valeroso se presentó a un control de gente armada, entre la que vio a algunos guardias civiles, identificándose como el obispo de Lérida y acogiéndose a su protección. Pasada la primera gran sorpresa de aquellos hombres armados y después de algunas agrias discusiones entre ellos, los guardias pudieron conseguir recluirlo en la cárcel, que en aquellos tiempos de venganzas y crímenes expeditivos, era a veces garantía de alguna seguridad, por lo manos momentánea.
Su estancia en la prisión fue un rayo de luz y optimismo sobrenatural para los pobres que allí permanecían temiendo lo peor. Con ocasión de haber ingresado un sacerdote que pudo burlar la vigilancia y pasar un copón con formas consagradas, pudieron comulgar el día de Santiago, Patrón de España, y celebrar debidamente la festividad.
Los dos Comités antifascistas de la ciudad se disputaban tan valiosa presa, y esperaban jugar buenas bazas con su posesión. Así, cuando de las autoridades de Barcelona vino telefónicamente una orden de traslado de algunos presos significativos para ser juzgados en la ciudad condal, hallaron la manera de burlar la buena intención de algunos componentes del Gobierno de la Generalidad, escudándose en la falta de una orden escrita. Se organizó la marcha de veinte presos seglares y el obispo. Salieron de Lérida en plena noche por el puente sobre el Segre, enfilaron la carretera de Barcelona y cuando pasaban por delante del cementerio a las tres y media de la madrugada, fueron detenidos por unos milicianos que les dieron el alto y les exigieron la orden por escrito. Este ardid era empleado para conseguir lo que tanto deseaban: poder derramar la sangre de nuevas víctimas.

Monseñor Huix no perdió la serenidad ni en aquellos trágicos momentos: campechanamente comentó con los suyos, con una frase popular catalana que designa el próximo fin de un viaje: “Ja som a Sants!”, queriendo significar que, efectivamente, allí acabaría el suyo antes de emprender el vuelo a la Gloria. Allí fueron inmolados los veintiuno. A punto de sorprenderles el alba del 5 de agosto de 1936, festividad de Nuestra Señora de las Nieves, Patrona de Ibiza, el señor Obispo fue el último en morir, bendiciendo a los que la precedieron en el sacrificio.


SAN FELIPE NERI

Por cierto, la magnífica Lux Vide italiana produjo hace muy poco, la vida del santo de la alegría. Os dejo esta preciosa melodía de Marco Frisina: ¡Prefiero el Paraíso! Por eso, cuando al Obispo mártir de Lérida, discípulo de San Felipe, se le reclamó dar la vida por Jesús escogió también el Paraíso...

http://www.luxvide.it/en/index.php

 

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