Oración para todos los Hispanohablantes. La deberíamos rezar todos los que hablamos español
por Manuel Morillo
Vengo de un viaje a San Millán de la Cogolla, cuna del español [*] [**] .
Quiero recuperar una propuesta que en tiempos lanzó el P. Abad (de apellido).
La primeras palabras escritas en español son las siguientes:
"Con la ayuda de Nuestro Dueño Dueño Cristo, Dueño Salvador el cual Dueño está en la gloria y Dueño que tiene el mando con el Padre, con el Espiritu Santo en los siglos de los siglos.
Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz gozosos seamos. Amén "
CÓDICE EMILIANENSE 60, PÁG. 72 donde aparece el citado texto (la glosa es la anotación en el lateral derecho)
El primer escrito en español debía pasar al devocionario de todo hispano hablante, de los cientos de millones de habitantes del mundo que hoy se expresan en la lengua que nació con palabras de servicio a Dios en la tierra y de esperanza gozosa en el Cielo.
Por eso el P. Abad nos propone que oremos con ellas.
Siempre ha sido sagrado el primer escrito conservado y conocido en cada uno de los idiomas.
- El primer escrito en francés [***] es del año 842 y se trata de un documento político, las capitulaciones llamadas de Estrasburgo: una alianza ofensiva y defensiva entre Carlos el Calvo y Luis el Germánico, nietos ambos de Carlomagno.
- El primer escrito en italiano [****] es del año 960 y se trata de un documento jurídico, firmado en Capua, para reivindicar unas tierras a favor del monasterio de Montecasino.
- El primer escrito en español es aproximadamente del año 975, final del siglo X, y se trata de una afirmación de fe en el misterio de la Santísima Trinidad y de una oración dirigida a Dios.
Insistamos un momento en el dato, acudiendo a la socorrida comparación de los tres países, francés, italiano y español, plenamente justificados en este caso.
En 842 el rey de los francos orientales Luis el Germánico (hoy Alemania) y el de los occidentales Carlos el Calvo (hoy Francia), pronunciaron ante sus respectivos ejércitos el juramento de Estrasburgo
Placito Capuano
El documento francés es politico, el italiano administrativo, el español religioso.
Dámaso Alonso, en su momento Presidente de la Real Academia de la lengua, comentó así el dato:
El César bien dijo que el español era lengua para hablar con Dios. El primer vagido del español es extraordinario entre sus lenguas hermanas. No se dirige a la tierra: con Dios habla, y no con los hombres".
De las cuarenta y tres palabras del primer texto escrito en castellano es preciso destacar las catorce últimas.
Las ventinueve anteriores, es decir, la profesión de fe en el misterio de la Santísima Trinidad, son una tradución del texto latino de al lado, aunque se trate de una tradución libre y ampliada.
Las catorce siguientes son una oración totalmente original.
Podemos decir que el monje anónimo de San Millán es, en el primer caso glosador, y en el segundo verdadero y legítimo autor.
Autor original de catorce palabras, de apenas dos líneas. Pero a un autor no se le mide por la cantidad, sino por la calidad.
Y la oración que plasmó el monje riojano creemos que es de una calidad y de una fuerza insuperable.
"Háganos Dios omnipotente hacer tal servicio que delante de su faz gozosos seamos. Amen"
¿No debíamos los de habla española aprender de memoria y repetir con frecuencia esta oración, que son a la vez las primeras palabras del idioma castellano?.
También la Salve es de autor español, pero fue redactada originalmente en latín.
La breve oración del anónimo monje riojano del siglo X es totalmente española y se ajusta, pensamos, como anillo al dedo, al estilo y al talante del espíritu religioso del idioma español.
Santa Teresa de Jesús y San Ignacio de Loyola concebían el cristianismo como "un servicio" casi castrense, como una lucha en campo de batalla. El fundador de la "Compañía", nombre tomado de la milicia terrena, velaba sus armas ante la Virgen de Monserrat antes de emprender su servicio y su aventura hacia Dios; y el Duque de Gandía, posteriormente San Francisco de Borja, juraba ante el cadaver de la emperatriz, empuñando la espada, "no más servir a señor que se me pueda morir".
El monje de San Millán junta la bravura española del "servicio" con la humildad cristiana de la "súplica" y con la aspiración esperanzada de la recompensa, que también es muy español y muy cristiano.
Y todo en catorce palabras, en un suspiro.
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Se trata del más antiguo testimonio escrito conservado de dicha lengua.
guez ajutu ez dugu
hemos sido salvados a nosotros no se nos ha dado ayuda
Los Juramentos de Estrasburgo fueron declarados y redactados en este protofrancés y en teudisca lingua, (lengua germánica), por cada uno de los dos monarcas en la lengua del otro, y después por sus tropas, de modo que todo el mundo pudiese comprenderlo.
Fueron transcritos por Nitardo, otro nieto de Carlomagno
Escrito en protofrancés, claramente distinta del latín, pero sin muchos de los rasgos que distinguen al francés de los primeros textos literarios.
Pronunciado por Luis el Germánico.
Traducción al español del texto en romana lingua
Es parte de un grupo de registros de las actuaciones producidas entre 960 y 963 relativas a la controversia relacionada con la posesión de ciertas tierras, incluyendo la abadía benedictina de Monte Cassino y el propietario Rodelgrimo de Aquino.
Lo que hace este documento particular es la intención con que se utiliza la lengua vernácula.
El testimonio en favor de los benedictinos, de hecho, no se registra en latín vulgar o contiene errores con respecto a la norma, sino que es una lengua autónoma, un lenguaje nuevo y propio, que por primera vez tiene la dignidad necesaria para aparecer en un documento.